Los últimos serán los primeros: ¿por qué Europa del Este apenas han sufrido el coronavirus?


La paradoja del este: reaccionaron de inmediato porque eran consciente de la fragilidad de su sistema sanitario
De la República Checa a Polonia, desde el Adrático al Mar del Norte, el impacto de la epidemia de coronavirus ha sido mínimo en los países del este de la Unión Europa en comparación con los de Europa Occidental. Como si un nuevo telón de acero recorriera las mismas fronteras de la Guerra Fría y regresara, este vez, convertido en escudo protector.
Mientras el Reino Unido, Italia, España o Francia superan de largo los 25.000 muertos por país, en Polonia no llegan a 900 el 7 de abril. Al otro lado de su frontera, Alemania supera los 7.300 fallecidos y eso que se pone como ejemplo de contención. Un fuerte contraste que también se observa entre Austria, 608 fallecidos, y la vecina Eslovaquia, con tan solo 25.
¿Por qué se han librado (hasta ahora) de lo peor?
Respuesta inmediata. Los analistas coinciden en el diagnóstico: vieron venir el peligro y tomaron medidas de inmediato.
- “Desde finales de febrero empezaron a tomar medidas de distanciamiento social, de reducción de la movilidad, de suspensión de eventos multitudinarios, cierre escolar”, señala Mira Milosevich, investigadora principal del Real Instituto Elcano especializada en el este de Europa.
Confinamiento anticipado. España y otros países del occidente europeo decretaron el confinamiento cuando el número de muertos rondaba los 300. En cambio, la Republica Checa impuso la cuarentena el 16 de marzo, seis días antes del primer fallecimiento de COVID-19. Una reacción precoz y común a otros países del este de la Unión Europea (Rusia, es otras historia).
Cierre de fronteras. Ninguno vaciló a la hora de cerrar las fronteras, aun cuando desde la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, seguía insistiendo en que no era una medida eficaz contra el coronavirus.
- “Estos países sellaron las fronteras antes de que el virus estallara en sus territorios, y las cerraron con mucho gusto”, señala Milosevich. “Lo que no pudieron hacer del todo con la crisis de los inmigrantes, lo aplicaron unilateralmente con el pretexto de la epidemia”.
Mascarillas. También, en contra de la opinión dominante en esas fechas, impusieron el uso obligatorio de las mascarillas en los espacios públicos. “Hasta los políticos han predicado con el ejemplo, todos con mascarilla, no como aquí Pedro Sánchez que sigue apareciendo sin ella”, añade la investigadora del Real Instituto Elcano.

A la respuesta rápida se suman otros factores:
- Menor densidad de población. La pandemia ha golpeado en grandes zonas conurbaciones de Europa como Londres, Madrid, París, Barcelona, Nueva York, Milán y la Lombardía.
- Población menos longeva. Los países del este tienen menos octogenarios que España, Italia o Francia; un segmento de la población con el que se ha cebado el coronavirus.
- Disciplina social. Los años de vivencia bajo el comunismo siguen pesando, según Milosevich: “La gente es más disciplinada, en Praga, Varsovia o Bratislava no vas a ver botellones como en Madrid en cuanto se relaja el confinamiento”.
- Menores conexiones con China. Y no sólo con China. Italia, Francia, España y Reino Unido son los países europeos que más viajeros extranjeros reciben cada año.
Y la mayor de las paradojas: su frágil sistema sanitario
Francia, Italia, España presumían de su sistema nacional de salud. Los tres países encabezan la clasificación de la Organización Mundial de la Salud. El Reino Unido estaba tan orgulloso de haber inventado la sanidad pública universal que lo convirtió en motivo destacado de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres. Aún el 28 de febrero con la epidemia ya encima, el ministro de Sanidad español, Salvador Illa, insistía en que “el sistema sanitario está preparado para enfrentar el coronavirus”
Nada que ver con los países del este de la UE. Sabían de entrada que no podrían hacer frente a una epidemia: “Tienen un sistema de salud muy frágil, con un número muy limitado de camas UCI”, apunta Mira Milosevich. “Su estrategia principal fue no llegar a necesitar un Ifema, tener siempre un comodín de 100 camas UCI”. Los últimos de la clase han sido esta vez los primeros en reaccionar.
El orgullo de los 'hermanos despreciados'
“Ahora están orgullosos, como Grecia. Grecia lo ha hecho muy bien”, añade Milosevich. “Han demostrado su seriedad”. Seriedad frente a los socios occidentales de la Unión Europea, que se pasan el día dándoles lecciones de eficacia y democracia.
Lo que no quita, dice la analista del Instituto Elcano, para que la epidemia esté sirviendo como pretexto para apretar aún más las tuercas en países de deriva autoritaria como Hungría y Polonia: “Pero hay que reconocer que lo han hecho bien, han sido conscientes de sus limitaciones y han dicho: vamos a prevenirlo”.