Vacunas:Cómo funcionan y para qué sirven


Las vacunas son uno de los mayores avances de la medicina y previenen entre 2 y 3 millones de muertes al año en el mundo
Su práctica ha permitido erradicar o controlar enfermedades muy graves que pueden llegar a ser mortales o invalidantes
Los movimientos antivacunas han generado uno de los debates más candentes de la actualidad
Las vacunas han sido uno de los mayores avances de la medicina. Su descubrimiento ha permitido salvar millones de vidas en todo el mundo e incluso erradicar, en gran parte, algunas de las enfermedades más importantes del siglo pasado como el sarampión, la polio o la rubeola.
Como indica Luis Ignacio Martínez, del Servicio de Medicina Preventiva en el Hospital Universitario Donostia, “se trata de un avance científico sin precedentes cuyo impacto en la salud solo es comparable al de las mejoras del saneamiento y potabilización del agua, lo que permite que individuos y poblaciones estén libres de enfermedad y discapacidad”.
Los primeros indicios de esta práctica se registraron en China en el siglo X, aunque no fue hasta 1796 cuando el médico rural inglés Edward Jenner empezó a implementar su práctica. Finalmente, en 1880 este procedimiento se desarrolló de una forma más efectiva y generalizada gracias a las investigaciones de Louis Pasteur, quien acuñó los términos de vacuna y vacunación.
La OMS catalogó en 2019 los movimientos antivacunas como una de las principales amenazas a la salud mundial
Actualmente, las vacunas representan uno de los debates sociales más polémicos. Los movimientos antivacunas están ganando impulso, hasta el punto de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) llegó a catalogarlos en 2019 como una de las principales amenazas a la salud mundial.
¿Cómo funcionan?
“Las vacunas son productos biológicos que administran un principio activo, un antígeno, a través de la inoculación para que el sistema inmunológico lo reconozca como algo ajeno y sea capaz de generar una respuesta inmune cuando haya un segundo contacto con ese antígeno. Así, se crea una respuesta defensiva más rápida e intensa que permite hacer frente a infecciones muy graves”, explica Luis Ignacio Martínez.
Mediante la administración de microorganismos se recrea la enfermedad sin producir la infección para estimular el sistema inmunitario
Desde la Asociación Española de Vacunología (AEV) explican que estos antígenos son microorganismos muertos (inactivados), atenuados o partes de ellos que tienen el objetivo de recrear la enfermedad sin producir la infección. El método más habitual para administrarlos es la inyección, aunque en algunos casos se utilizan vaporizadores nasales u orales (poco común).
Beneficios de las vacunas
“El beneficio fundamental de las vacunas es que permiten proteger a comunidades enteras frente a infecciones que, en otros tiempos o lugares, son capaces de generar muerte, discapacidad y un gran peso tanto para el sistema sanitario como para el desarrollo económico y social”, reconoce Luis Ignacio Martínez.
Las vacunas protegen a la colectividad de enfermedades que pueden llegar a ser mortales o invalidantes
Gracias a la vacunación, muchas enfermedades - algunas de ellas muy graves - han desaparecido o están totalmente controladas. Si se dejasen de administrar las vacunas, estas infecciones podrían llegar a expandirse de forma muy rápida. Por ejemplo, Europa ha registrado en los últimos tres años el brote más letal de sarampión con 69 muertes, las mismas que en los 17 años anteriores. Esto se debe a varios factores, uno de ellos el crecimiento del movimiento antivacunas.
Además, los profesionales sanitarios recuerdan que su administración es totalmente segura. “Las vacunas aprobadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas regularmente una vez comercializadas. Los científicos también siguen constantemente la información procedente de diferentes fuentes en busca de indicios de que una vacuna pueda tener efectos adversos”, indican desde la OMS.
¿Por qué hay antivacunas?
El movimiento antivacunas ha conllevado uno de los debates sociales más polémicos y politizados de la actualidad, aunque, en realidad, desde que se empezó a desarrollar esta práctica en el siglo XVIII siempre ha tenido sus detractores. “A lo largo de los años siempre ha habido personas que se han opuesto a los desarrollos científicos y tecnológicos por desconocimiento o desconfianza”, indica Martínez.
El primer movimiento antivacunas surgió en Gran Bretaña a principios del siglo XIX y estaba muy ligado a las creencias religiosas. Después, en 1879, se fundó la primera sociedad antivacunas en Estados Unidos, país en el que el movimiento tiene una especial incidencia.
Los antivacunas están preocupados por los efectos secundarios, aunque está demostrado que el procedimiento de vacunación es seguro
A partir de 1998 el movimiento empezó a resurgir con fuerza y comenzó su expansión por todo el globo. Su popularidad se debió, en parte, a la publicación de un estudio que planteaba la relación entre la vacuna triple vírica y el autismo. A pesar de que posteriormente se demostró que la publicación era fraudulenta y que no había indicios reales de tal causalidad, se creó un estado de pánico generalizado. A raíz de este incidente, se registraron disminuciones de las tasas de inmunización y un aumento en los brotes de esas enfermedades.
Los detractores de las vacunas están preocupados, sobre todo, por los efectos secundarios. Aun así, la OMS y prácticamente todos los especialistas médicos y científicos defienden y recalcan su seguridad.
La vacunación previene entre 2 y 3 millones de muertes al año en el mundo
El movimiento antivacunas está ganando adeptos en la actualidad debido a la propagación de noticias falsas. “Hoy en día tenemos acceso a mucha información a través de Internet, pero no siempre es veraz. Muchas veces las personas pueden sacar conclusiones erróneas de información que se divulga sin ser contrastada”, advierte Martínez.
Luis Ignacio Martínez: “No ver las consecuencias desastrosas de las enfermedades hace que aumente el escepticismo y la reticencia vacunal”
Sobre todo, se está viendo un aumento en los países ricos, donde la OMS señala el peligro de la complacencia, es decir, “el hecho de no ver las consecuencias desastrosas de estas enfermedades - que son evitables por vacunas - en niños, en adultos o en determinadas poblaciones, hace que aumente el escepticismo y la reticencia vacunal”, explica Martínez.
La OMS resalta que la vacunación previene entre 2 y 3 millones de muertes en el mundo cada año, por lo que, como indica Luis Ignacio Martínez, “es importante que se confíe en la ciencia, en las personas y en las instituciones que deciden un calendario de vacunación equitativo para todas las personas de un país como el nuestro”.