La excepción a la regla: algunos trabajadores sanitarios rechazan la vacuna por "falta de información"


De momento, una amplia mayoría de residentes, y trabajadores sanitarios se están poniendo la vacuna
Una enfermera que no ha querido ponerse la vacuna reconoce que su postura es egoísta pero que hoy por hoy le da miedo
"La Agencia Española del Medicamento ha autorizado esta vacuna con los requisitos mínimos imprescindibles y es segura", dicen los vacunólogos
El personal médico y sanitario que trabaja en el sistema nacional de salud, en hospitales y residencias está en el grupo prioritario para recibir la vacuna contra la covid. Dos factores justifican esta elección compartida por la mayoría de los países. El primero, los propios trabajadores sanitarios: cerca de 90.000 trabajadores de la sanidad se han contagiado en España; más de 60 han fallecido.
Pero, no sólo por ellos, también por las personas a las que atienden. En hospitales y residencias se concentran los enfermos más vulnerables, bien por su edad, porque padecen patologías previas o por el curso grave que ha tomado la enfermedad. Hospitales y residencias fueron algunos de los peores focos iniciales de contagio. De momento, la inmensa mayoría del personal sanitario se está poniendo la vacuna, pero hay algunas excepciones. Hay que recordar que la vacuna no es obligatoria en ningún caso, ni siquiera entre el personal que trabaja en la sanidad.
"No me he vacunado todavía porque quiero tener más información"
Loreto Moreno es una excepción a la regla. Esta joven, de 26 años y enfermera del Hospital Universitario Virgen de la Macarena (Sevilla), se ha negado a ponerse la vacuna de Pfizer. "Fue todo muy rápido, el 24 nos dijeron que nos teníamos que apuntar en una lista para ponernos la vacuna y yo así, de primeras, he dicho que no", cuenta Moreno.
Esta enfermera explica que su supervisora les anunció que no era obligatorio y que si no querían ponérsela no pasaba nada. "Yo le pregunté si me la podía poner más adelante si cambiaba de opinión y me dijo que creía que no habría problema. Eso sí, pasaba a ser la última de la lista. Primero dan opción a todos los sanitarios del hospital y vuelta a empezar".
Moreno dice que no tiene suficiente información, que cree que se ha hecho demasiado rápido y no hay conocimiento suficiente de los efectos secundarios que pueda tener. "La verdad es que me da un poco de miedo, no sé que va a pasar en un futuro y a mi abuela le he dicho que, de momento, tampoco se la ponga. También me agobia la forma de ponerla. Viene congelada, hay que diluirla y yo por ahora no me fío", dice.
Registro específico de vacunación
Entre sus compañeros la mayoría sí se la están poniendo. Si no lo haces pasas a formar parte del registro de las personas que la han rechazado.
Ya lo anunció el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Es la creación de un registro específico de vacunación, que recogerá, entre otros aspectos, la identificación de la persona vacunada, pero también de los que declinen hacerlo. Según el documento, es importante registrar los casos que rechacen inmunizarse para conocer "las posibles razones de reticencia" en diferentes grupos de población. Se hará con todas las garantías de privacidad, "pero hemos de poder comprobar, a medida que vaya evolucionando el proceso de vacunación, que no hay nadie que, siendo ciudadano español o residente en nuestro país, no le ha sido ofrecida la posibilidad de una vacuna", ha añadido.
"Pero no he visto ni una mala cara, ni ningún problema entre los compañeros. Es una decisión muy personal y todas las opiniones se respetan", apunta. También reconoce que su postura "es un poco egoísta. Si todo el mundo hace cómo yo volveríamos a empezar la agonía de la pandemia, pero a mi hoy por hoy me da cosa".
"Yo me vacuno porque quiero vivir"
Desde la Asociación Española de Directores y Gerentes la percepción mayoritaria es hacia la vacunación. "Hemos visto que los abuelos y pacientes están más dispuestos que los sanitarios". Por ejemplo en la mayoría de las residencias prácticamente el 100% de los residentes se la están poniendo. Quizá hay dos personas que sus familiares no han dado el consentimiento en un centro de 80 residentes", asegura Andrés Rueda director de la Asociación.
Se puede decir que los sanitarios están algo más reticentes, algunos, y es por falta de información y eso lo entendemos y lo respetamos como un acto de responsabilidad. Pero aun así la gran mayoría están diciendo sí a la vacuna. "Tienen sus miedos y es respetable pero el mensaje es positivo: yo me vacuno porque quiero vivir", asegura Rueda. Dice que es un sector que ha sufrido mucho y la vacuna es poder dar un paso importante a que "tú escudo protector va a ser mas protector", concluye.
Los expertos no tienen dudas
"Si la vacuna ha llegado a España y a toda la Unión Europea es porque es segura. De eso no hay duda", dice Carlos Rodrigo, experto en Vacunas y director de pediatría Germans Trias de Barcelona, que asegura que la Agencia Española del Medicamento lo ha autorizado cumpliendo los requisitos mínimos imprescindibles y sino, nunca se hubiera aprobado. "Hay datos sobrados sobre la eficacia de esta vacuna. Lo máximo que puede pasar es que haya que volver a vacunarse otra vez, como la de la gripe", explica.
"Se ha empezado por los mayores de 80 años y los sanitarios de primera linea y eso es lo razonable. Lo que estamos viendo es que el sentimiento es positivo y los sanitarios se la están poniendo", dice Rodrigo. "Y eso es lo que hay que hacer porque el gran efecto secundario o negativo de las vacunas es no ponérselas. La relación benefico- riesgo es muy favorable al beneficio", dice Rodrigo.
Para los que tienen dudas todavía, Rodrigo insiste en que hay información y está disponible. Hay un acuerdo unánime de su eficacia. "Para una enfermera que no se la quiere poner, el riesgo es para ella. Si trabajas con personal vulnerable debes ponértela. Ésta vacuna es para el beneficio colectivo pero también para el personal. Es para protección propia. El simple hecho de la priorización se ha hecho para vacunar a los más vulnerables (mayores y sanitarios de primera línea) que pueden tener mas riesgo, sino fuera así hubiéramos empezado por los jóvenes que son los que ahora mismo menos se pueden controlar por sus necesidades de vida social", concluye el director pediatría hospital Germans Trias de Barcelona.
La mayoría se está vacunando
Como Moreno hay sanitarios que están rechazando la vacuna pero aunque no hay cifras oficiales en términos generales la mayoría están vacunándose. Un 96 por ciento de los ancianos de las residencias y centros de personas mayores de Cataluña y un 80 por ciento de los trabajadores de los mismos quieren recibir la vacuna de la COVID-19. Son datos de un sondeo interno de la Associació Catalana de Recursos Assistencials (ACRA), organización empresarial que agrupa al 70 por ciento de las residencias, centros de día, servicio de ayuda a domicilio, centros sociosanitarios, entidades tuteladas y teleasistencia a mayores de Cataluña, con 439 entidades asociadas, 44.228 plazas y 37.269 trabajadores directos y 10.000 indirectos.
Cinta Pascual, presidenta de ACRA, pide al Departamento de Salud que incremente su campaña informativa "para eliminar las posibles dudas y recelos que aún existan" sobra la vacuna. Destaca la presidenta que el 90 por ciento de las personas que viven en residencias tiene varias patologías, por lo que es preciso concienciar "de la necesidad de vacunación en un entorno extremadamente frágil".
En Extremadura por ejemplo, hay un 70% de los usuarios y trabajadores de las residencias de mayores y centros sociosanitarios que han confirmado ya su voluntad de recibir la vacuna contra la COVID-19. Eso deja a un 30% de personal que en principio no va a ponerse la vacuna. Pero esta cifra puede variar, porque aún no se ha recibido la confirmación, o no, de los residentes que tienen un tutor legal.
En La Rioja, uno de cada cinco trabajadores de residencias de mayores ha rechazado la vacuna contra el COVID. En los centros que gestiona el Gobierno regional (Lardero y Calahorra) un tercio de los empleados no quiere vacunarse.
Los ancianos y trabajadores de residencias de Castilla León han autorizado su vacunación de forma masiva y la Junta prevé dispensar 322.400 dosis hasta el 14 de marzo en las nueve provincias.
Una amplia mayoría del personal de las residencias de País Vasco se sumará a la campaña de vacunación. Se da por hecho en el sector y desde los centros confirman que la confianza en la vacuna de Pfizer es general. Sin embargo, algunas direcciones han detectado reticencias a vacunarse en parte del personal, una situación que preocupa y que nadie quiere cuantificar. En principio "hay algunas negativas pero no de corte negacionista, sino por lactancias y alergia", explican los directores de varias residencias.