La variante británica augura una cuarta ola con mayor presión hospitalaria

Comunidades como Navarra han duplicado el riesgo de hospitalización tras la aparición de la variante británica, mucho más transmisible
En Cataluña, investigadores de la Universitat Politècnica han encontrado una "correlación importante" entre la variante B117 y el aumento de casos graves
A juicio de expertos, la variante británica supondrá en general más dificultad para reducir los contagios que antes
A mediados de diciembre, unos días antes de que la Agencia Europea del Medicamento aprobara la primera vacuna contra el coronavirus, el Gobierno británico comunicó la existencia de una nueva variante del SARS-CoV-2, la B117. Visto desde hoy, el anuncio es un pequeño punto de inflexión. Si la llegada de las vacunas auguraba un panorama más alentador frente a la enfermedad, el nuevo linaje más transmisible del virus ha supuesto un revés y podría significar, a la luz de los últimos datos, la llegada de una cuarta ola.
La variante británica es la dominante en España desde hace casi un mes, cuando Sanidad anunció que representaba un 60% de los positivos en algunas comunidades autónomas. Ese porcentaje no hizo más que crecer en estas semanas y alcanza, según el último informe del ministerio (con cifras hasta el 26 de marzo), casi un 100% de los positivos en Asturias, más de un 95% en Cantabria y un 92% en Galicia, mientras que sigue escalando en Valencia (pasó del 52% al 71% en una semana). Según algunos expertos, supondría más del 70% de los contagios en el país.
A falta de números más recientes, la variante B117 parece provocar también una mayor presión hospitalaria. En Navarra, donde representa el 95% de los contagios, el riesgo de ingreso hospitalario es el doble que antes, con un aumento también en las UCI. "Hay motivos para estar preocupados", dijo Santos Induráin, la consejera de Salud navarra, que anunció un endurecimiento de las restricciones de cara a Semana Santa.
Una variante más transmisible ¿y una cuarta ola más virulenta?
La situación navarra podría aportar evidencia a las palabras de Fernando Simón, que a mediados de marzo consideraba que aún "no había información sólida para valorar" si la cepa era "más virulenta". En rigor, las señales de alerta no vienen de solo un territorio, sobre todo tras el repunte de los contagios en varias comunidades pasado el puente de San José.
En Cataluña, por ejemplo, el grupo de Biología Computacional y Sistemas Complejos (BIOCOMSC) de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) ha constatado una "correlación importante entre la penetración de la nueva variante inglesa y el aumento del porcentaje de casos graves". Según Clara Prats, investigadora del equipo y doctora en física, en el último mes y medio "el porcentaje de diagnosticados que acaban siendo ingresados como los que acaban en la UCI ha aumentado".
"Una de las razones que podría explicar estos cambios es la sustitución de la variante antigua por la B117 británica porque se producen en el mismo momento en que se sustituye a la variante anterior", agrega Prats, más allá de que tanto ella como el equipo matizan que "correlación no es causación".
En ese contexto, y con los ingresos actuales en una meseta y las ocupación de las UCI rondando el 20%, una posible cuarta ola podría implicar una mayor presión asistencial, "afectaciones hospitalarias más fuertes que hasta ahora", en palabras de la investigadora, que cree que es clave vacunar a la población de mayores de 60 años para atenuar el impacto.
Nuevas medidas y una cuarentena más larga: de 10 días a dos semanas
Al margen una presión potencialmente mayor sobre las UCI, la expansión de la variante británica (y de otras con un alto nivel de transmisión) requerirá de medidas más duras o de nuevos enfoques: si las restricciones habituales han servido para frenar la versión más clásica del coronavirus, la B117 crece a toda velocidad sin que haya forma de detenerla.
"Incluso con el confinamiento total, esta variante se está mostrando incontenible, por lo que estamos viendo en otros países. Sabemos cómo hacer para doblegar la curva con la cepa actual. El problema es que el crecimiento de casos con esta variante va a ser tan rápido que apenas vamos a tener capacidad de respuesta", explicó Álex Arenas, físico e investigador de la Universitat Rovira i Virgili.
"No sabemos cómo hace la B117 para contagiar más, pero lo hace", estimó en tanto Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria, que cree que "la posibilidad de contagio se ha incrementado muchísimo".
Según algunos expertos, una de las claves puede apuntar a alargar la cuarentena, que pasaría de los 10 días actuales a las dos semanas. "Hay evidencias científicas suficientes que demuestran que la carga viral es más intensa en la variante británica y dura más tiempo en el cuerpo", señaló Enrique Míguez, del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña.
Míguez considera que muchos positivos pueden escaparse con el tiempo actual de cuarentena, que puede ser menor a diez días si no hay síntomas en los últimos tres. "Con la cepa normal se es contagioso desde 2 días antes de tener síntomas y entre el día 5 y 7 se deja de serlo. La británica dura hasta el día 10. Así que nos vamos a 13 días de cuarentena mínimo", afirmó.
A modo de conclusión, el internista recordó que bajar los contagios será mucho más difícil que antes bajo el dominio de la variante británica. Un nuevo capítulo (otro más) de la pandemia.