Vuelta a los pañales y al chupete: así responden los bebés ante el estrés del confinamiento

Pediatras y educadores recomiendan a los padres que no riñan a sus hijos por no controlar sus esfínteres y que sean comprensivos
Sergio cumple este martes tres años. Empezó la guardería en septiembre, pero con la crisis del coronavirus dejó de asistir a principios de marzo. Sus padres le habían quitado el pañal en junio. En diciembre, incluso, ya no se lo ponían ni para dormir. Pero desde el confinamiento, la regresión de Sergio ha sido evidente. "El pañal lo tenía controladísimo pero, de repente, por el día tiene un montón de escapes, y para las siestas y por la noche ha ido hacia atrás totalmente: se hace pis tres o cuatro veces", cuenta su madre.
Lo mismo le ha pasado con el chupete. Sus padres se lo habían quitado, pero se lo han tenido que volver a poner. "Está muy irascible, no hay manera de que se calme y de que se duerma sin él", señala su madre.
El caso de Sergio no es el único. Son muchos los padres que se quejan de la regresión que están sufriendo sus hijos desde el aislamiento. "Llevamos más de 40 días de confinamiento y eso no solo lo notamos los adultos, también los más pequeños de la casa", asegura la pediatra Victoria Rodríguez de la Rúa, directora de la editorial de EnFamilia, la web de la Asociación Española de Pediatría para las familias.
En estas últimas semanas la vida familiar se ha trastornado por completo, y los niños han sufrido muchos cambios. "No salen a la calle, no van a guardería o colegio, no juegan con otros niños, no van al parque, notan a sus padres preocupados o bien puede que no vean a gente a la que quieren, como a los abuelos, lo que puede hacerles estar desorientados y preocupados con esta situación", señala esta pediatra.
Rodríguez de la Rúa asegura que a pesar de la capacidad de los niños para adaptarse, algunos responde a esta situación tan estresante emocionalmente para ellos con algún cambio en la conducta regresando a épocas anteriores: piden el chupete, el biberón o volver a usar al pañal. "Los padres tienen que tomarlo con calma, no reñirles, darles todo su cariño y apoyo y entender que es algo normal y comprensible ante esta situación anómala y saber que habitualmente, a medida que se vuelva a la normalidad, ellos también, con el apoyo familiar, recuperarán las conductas anteriores y, en general, sin problema", asegura esta médico.
Eva Martín, fundadora y educadora de la escuela infantil Reggio, en Madrid, señala que ella no describiría esta situación como una regresión sino como una reacción a una nueva situación: "Volver a usar el chupete y el pañal son indicadores de una situación de angustia y de los cambio que ha habido en casa. Son los síntomas, no el problema".
"Lo niños tenían unas rutinas en la escuela y en casa. Esa rutina ha desaparecido. Hay un cambio de rol en casa con los niños. Antes nos íbamos a trabajar, les recogíamos de la guardería, los cogíamos con ganas… ahora nos vemos obligados a trabajar desde casa con ellos. No hay un tiempo de desconexión. Y este cambio tiene unas consecuencias. Esta alteración de la realidad para un niño de 0 a 3 años, donde la seguridad está en las rutinas, en lo que tienen conquistado, como el control de los esfínteres, la alimentación, el sueño, es donde más se resiente, asegura Eva Martín. "Los niños no pueden poner palabras a su situación. Ahora necesitan los brazos de sus padres porque tienen miedo, angustia".
Desde esta escuela infantil, como en muchas otras, tratan de mantener el vínculo entre las maestras y los niños. "Nos parece que es dar oxígeno. Los niños se entusiasman con materiales y canciones que ellos conocen. Es una forma de conectar con la vida de antes. Hay que decirles en su lenguaje: 'Yo sigo estando aquí para ti, nos vamos a volver a encontrar".
Cristina Pérez es directora del centro de educación infantil Educaluna en la Algaba (Sevilla) y asegura que los niños veían de unas rutinas muy marcadas todos los días. "En el centro cambiamos las actividades cada tiempo para que no se aburran, para que mantengan atención. Al estar en casa todo el día sin estas rutinas es normal que noten un cambio, un desajuste en su día a día", señala Cristina.
Lo cierto es que al estar todo el día encerrados en casa, los menores solo se relacionen con adultos, siempre con las mismas personas, reciben la información siempre del mismo modo. "En el centro se integran con otros niños. Además hay cortes en el tiempo: recreo, comedor, siesta… es a lo que están acostumbrados", asegura Cristina Pérez.
Desde su centro recomiendan a los padres que mantengan una rutina y que tengan paciencia: "Ante una situación tan extrema como esta no debemos echarnos las manos a la cabeza porque vuelvan a necesitar el pañal y el chupete. Hay que actuar con cabeza y adaptarnos a lo que ellos vayan demandando. Cuando volvamos a la normalidad, los centros haremos hincapié en aquellos aspectos necesario para volver a conseguir las rutinas y los logros que ya tenían".