Volver a la vida tras estar al borde de la muerte: Laura recibe el alta tras 48 días de ingreso

El personal sanitario del Complejo Hospitalario de Ourense despidió a la joven, de 33 años, con aplausos y mensajes de ánimo: “Eres nuestra heroína”
Una ambulancia la trasladó desde el hospital de Ourense hasta su barrio de O Barco de Valdeorras, donde fue recibida con la canción 'I Will Survive' de Gloria Gaynor
El coronavirus puso a Laura contra las cuerdas: entró en la UCI en estado crítico con neumonía bilateral y allí estuvo 17 días sedada y con un respirador
Hay altas y altas. Y la de Laura Martínez va a ser difícil de olvidar. Para ella y para todo el personal sanitario que la ha cuidado. Ha regresado a casa después de 48 días ingresada, 21 de ellos en la UCI con una neumonía bilateral. “Estuve 17 días dormida y con un tubo en la garganta. Estoy viva de milagro”, comentaba a NIUS hace unos días. Porque a sus 33 años el virus la puso contra las cuerdas. Su vida pendió de un hilo. Pero ahora, esos familiares que temieron no volver a verla han podido reencontrarse con ella. “Acabamos todos llorando”, asegura Laura.
Antes se había despedido de ella el equipo médico que la atendió en el Complejo Hospitalario de Ourense. “Creo que empatizaron conmigo por mi edad y porque les chocó la enorme carga vírica con la que llegué”, explica Laura. A algunos les costó reprimir las lágrimas viendo cómo salía en silla de ruedas de la habitación. “Eres nuestra heroína”, le decían en un cartel firmado por todos los sanitarios de la planta sexta sur. “Voy a enmarcarlo en mi casa. No tengo palabras para agradecer todo lo que habéis hecho por mí”, les contestaba ella.
Una ambulancia estaba a punto de trasladarla a la localidad de O Barco de Valdeorras. A llevarla a su casa para reencontrarse, por fin, con los suyos.
Recibida por todo lo alto en su barrio de O Barco de Valdeorras
Desde que este lunes la PCR arrojó que estaba libre del coronavirus, Laura solo pensaba en ver a su familia. En abrazarlos y besarlos. Lo que nunca se imaginó es que su regreso al barrio fuese tan apoteósico. Porque a su llegada no faltaba nadie. Ni sus padres, ni su pareja, ni sus mejores amigas. Tampoco sus vecinos, aplaudiendo desde el balcón. Incluso habían acudido a recibirla los efectivos de Protección Civil.
Ellos fueron los que hicieron sonar la canción 'I will survive” de Gloria Gaynor cuando Laura abrió la puerta de la ambulancia. Su primer abrazo fue para su madre, Marisol, a la que durante el trance más duro de su vida solo pudo ver a través de videollamadas. El segundo para Jairo, su pareja y futuro marido, que la esperaba con un ramo de flores y con bastantes kilos menos. “Ha adelgazado por lo menos diez de la angustia que ha pasado”, comenta Laura.
Con su llegada a casa, atrás quedaba un mes y medio durísimo. “Hubo una tarde que me angustié pensando en cómo había podido coger este virus. Pensaba: ¿Por qué me tiene que ocurrir esto a mí? Me hacía muchas preguntas y no encontraba ninguna respuesta”, comenta Laura.
Pero también reconoce que de esta experiencia ha sacado cosas muy positivas. Una nueva forma de ver las cosas y afrontar los problemas. “La vida a veces nos recuerda, de repente, que tenemos que vivirla. Si algo saco en claro de todo esto es que no voy a posponer nada: ni un café, ni un paseo, ni una celebración con mis amigas y los míos. Si la salud me lo permite, voy a disfrutar de todo al máximo”, comenta.
Si algo tengo claro es que no voy a posponer nada: ni un café, ni un paseo, ni una celebración con mis amigas y los míos
Laura se casará, si nada lo impide, el 26 de septiembre. Pero antes, todavía le queda por delante un duro proceso de recuperación. “Me queda, por lo menos, un mes de rehabilitación. Durante los días que estuve encamada perdí mucha masa muscular y mucha fuerza”, explica. Porque el virus destroza. Pero, como dice Laura, también se le gana.