Las mascarillas FFP2 creadas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ya están a la venta. Están hechas a base de un material filtrante basado en nanofibras desarrollado por el equipo del investigado Jose María Lagarón, y que la empresa Bioinicia, spin-off del CSIC, las produce y también las comercializa a través de internet.
Estas mascarillas cuentan con un filtro más fino, lo que las hace más eficientes para disipar el calor y la humedad, tienen mayor tiempo de usabilidad y son esterilizables, eficientes y con la certificación de protección frente a la COVID-19.
Este nuevo material, desarrollado por el equipo del investigador José María Lagarón, del Instituto de Agroquímica y Técnica Alimentaria (IATA-CSIC), y la empresa de base tecnológica del CSIC Bioinicia, se aplica a las mascarillas sanitarias FFP1, FFP2 y FFP3 y quirúrgicas.
Además de internet, se pueden adquirir a través de Bioinicia S.L. (proveil@bioinicia.com), cotitular junto con el CSIC de la patente de la tecnología, y de sus redes de distribución que suministran a organismos públicos, farmacias y supermercados.
A finales de julio llegó al mercado español el primer medio millón de mascarillas producidas con este material filtrante, que en breve serán antimicrobianas y biodegradables, según los investigadores.
Estas mascarillas cuentan con la certificación especial CPA FFP2, que Europa ha lanzado para resolver la emergencia que se creó al interrumpirse el comercio de ciertos materiales de filtración que provenían principalmente de China. Han sido certificadas por DEKRA y APPLUS+.
“Alcanzar niveles de FFP2 en fabricación es muy complejo sin el uso de la tecnología convencional, y que sepamos solo la empresa Bioinica S.L., puede ofrecer este tipo de infraestructura a nivel nacional y en otros países de Europa para fabricar este tipo de mascarillas”, explica Jose María Lagarón.
El objetivo del CSIC es llegar a fabricar 4 millones de mascarillas por mes, y a partir de octubre, unas 11 millones por semana.