Se vende aldea abandonada en Granada por cuatro millones de euros

La aldea de Tablate está abandonada desde 2003 y sus propietarios buscan comprador
A lo largo del s.XX estuvo habitada por hasta 400 personas, y pertenecía a un terrateniente
El éxodo rural dejó la deshabitada y en ruinas
Adentrarse entre sus muros semi derruidos es como hacerlo en una película de suspense. La aldea de Tablate, situada en el término municipal de El Pinar del Valle, al sur de Granada, se mantiene en píe, aunque no sin dificultades, ante el paso del tiempo.
A Francisco Titos, alcalde del pueblo, lo que le atrae atrae es la espeluznante belleza que desprenden las raíces de los árboles adentrándose en la antigua iglesia, en las viejas casas o la antigua tasca. “No dejan de venir curiosos de excursión o para subir fotos”, asegura el mandatario, recién llegado a la corporación. No es el único curioso aquí. Nos topamos en el camino con varios habitantes de los pueblos de alrededor móvil o cámara en mano. Llegan por el boca a boca, han decidido echar un vistazo con sus propios ojos a este pedazo de historia feudal de la Granada profunda.
Tablate es la viva estampa de la España vacía. El éxodo rural vivido en la región en los años 80 acabó paulatinamente con la vida de esta pequeña villa. Sus habitantes, cansados de trabajar a destajo en el campo para no tener nada que comer, decidieron emigrar a las grandes ciudades.
Titos: La mayoría emigraron a Cataluña y el extranjero
La historia de esta aldea, un compendio de terrenos anteriormente en poder de un ‘señorito’, se remonta al siglo pasado. Titos hace memoria y relata a NIUS que, en la década de los 60, Alejandro Damas, célebre terrateniente, se hizo poseedor de estas 250 hectáreas. Por entonces estaban divididas en 14 parcelas, y en cada una de ellas habitaba y trabajaba una familia a las órdenes del dueño de las tierras.

Una de las curiosas que se acerca a observar las ruinas es Natividad Suárez, hija de uno de los 400 trabajadores que antaño poblaron Tablate. Rememorando las indicaciones que le dio su padre, se topa con lo que queda de la casa en la que vivía. “Mi padre vino muy pequeño aquí. Se dedicaba a guardar el ganado y de noche no salía porque le daba miedo tener el cementerio tan cerca”. Suárez cuenta que a sus 51 años ha decidido visitar este lugar por primera vez y lo que ve: “me provoca muchas sensaciones, es una sensación muy bonita”, relata.

Un hijo arruinado y un declive sin freno
Desde que Alejandro Damas dejara Tablate en herencia, su declive ha sido imparable. El alcalde de El Pinar del Valle explica que el hijo heredero no supo gestionar el tesoro recibido, y acabó en manos de una entidad financiera. Desde entonces, ha pasado por varias manos hasta llegar a los propietarios actuales. Uno de ellos confirma a NIUS que, actualmente, no poseen la totalidad de la aldea, sólo unas cuarenta hectáreas: “son parcelas de almendros, olivos y extensión para el ganado, junto a un cortijo”. Decidieron, en 2016, poner la venta en manos de la inmobiliaria Valle Sur de Lecrín, en cuya web permanece un anuncio que describe la propiedad.
Gran extensión en la que se incluye un antiguo pueblo en el que hay numerosas construcciones tales como cortijo, molino de aceite, numerosas viviendas, incluso una Torre defensiva del siglo XVI, de la época de los moriscos.
Aunque el anuncio tasa Tablate en seis millones de euros, el propietario reconoce a NIUS que cifra el valor de la aldea en unos “tres o cuatro millones”. Poco dinero para un patrimonio que, aunque denostado, sigue albergando construcciones tales como un antiguo molino de aceite, numerosas viviendas e incluso una torre defensiva morisca del s.XVI.

Recuperar el tiempo perdido
Francisco Titos, el alcalde del municipio que acoge esta aldea despoblada, no oculta su deseo de convertir esta suerte de parque de atracciones del olvido en un espacio saneado: “estamos a la espera de reunirnos con los dueños. Queremos darles todas las facilidades”. Se refiere Titos a rehabilitar, de alguna manera, esta aldea que busca nuevo dueño. “A la anterior corporación se le ofreció un proyecto para convertir el terreno en una residencia para extranjeros, pero no salió adelante”, lamenta.

Desde 2003, año en el que se marcho de aquí el último guarda del pueblo, los muros de Tablate se entregaron al ostracismo e incluso al vandalismo. Pepe Marcial es ese último habitante, hoy afincado en Lanjarón, pueblo de la alpujarra granadina. Se marchó tras tres meses sin cobrar, con pena, pero cansado de quedarse cada vez más solo y pobre. Tras su marcha llegó el abandono e incluso el saqueo: “se llevaron hasta la campana de la Iglesia”, asegura Mari, la mujer de Pepe, que hoy no se encuentra en casa. Este matrimonio ha sido la última custodia de un pequeño pueblo al que cuatro millones de euros separan de volver a la vida.