La familia de Álex, un año después del crimen en Lardero: "Su hermano le echa mucho de menos y vivimos con miedo"


Este viernes rendirán un homenaje al pequeño a las 20:30 horas
El niño de nueve años iba disfrazado de la niña del Exorcista y jugaba en un parque cuando desapareció
La familia pide prisión permanente para el hombre, que fue condenado por agredir a otra menor y el 'crimen de la inmobiliaria'
"Halloween era el día favorito del año de Álex. Le encantaba disfrazarse. Nosotros solemos organizar reuniones familiares. Era la alegría de la casa. Con cualquier trapo se inventaba un traje. Siempre estaba cantando y bailando. Hacía teatro. Teníamos que aplaudirle, de lo bien que lo hacía. Yo tengo 58 años y nunca había celebrado esta fiesta hasta que me lo pidió él. Lo pasábamos estupendamente. Aún no había terminado el día cuando ya me estaba preguntando de qué iba a disfrazarme el año que viene", cuenta a NIUS Gonzalo Martín, el tío abuelo del niño de nueve años, asesinado en la localidad riojana de Lardero. Este viernes por la tarde le rendirán un homenaje en la plaza Entre Ríos a las 20:30 horas para conmemorar el primer aniversario de su fallecimiento.
Sus padres intentan superar el duelo y sacar adelante a su hijo menor, que es quien peor lo está pasando. "Tienen 37 años. Han perdido un hijo de una manera terrible. Álex no se sustituye con nada. No podrán olvidarlo. Van a vivir toda su vida con esa pena pero tienen que seguir luchando. Su hermano le echa mucho de menos", lamentan sus allegados.
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El presunto asesino, Francisco Javier Almeida, fue sorprendido con el cadáver en los brazos. Llevó al pequeño hasta su domicilio mediante engaños. La causa de la muerte fue asfixia, según reveló la autopsia. Pretendía bajarlo por la escalera hasta su coche para después ocultarlo, sospechan los investigadores de la Guardia Civil que le detuvieron in fraganti.
"Recibimos varios avisos diciendo que había desaparecido un niño. Coordinamos un servicio con Policía Local y empezamos a inspeccionar la zona. Consiguieron localizarle en un portal. El menor estaba inconsciente. No respiraba. Un agente de la Policía Local se lo quitó de las manos y empezó a realizarle maniobras de reanimación pero no pudieron salvarle", recuerda Miguel Ángel Sáez, portavoz de la Comandancia de La Rioja.
Conocía personalmente al sospechoso, que ya había violado a una adolescente de 13 años en 1989 y había escandalizado a la opinión pública tras el conocido como 'crimen de la inmobiliaria', en el que agredió sexualmente a una joven y luego acabó con su vida con gran sadismo en 1998.
"Es un hombre frío, calculador, que sabe lo que hace. Tenía la mirada vacía, como perdida, carente de expresión. Aún así, estaba pendiente de todo lo que allí se estaba hablando cuando le arrestamos. Es un depredador. Luego no colabora, ni dice ni una palabra, ni se derrumba, ni se arrepiente", apunta este agente de la benemérita. Los vecinos intentaron lincharle y tuvieron que protegerle para poder sacarle del inmueble sin incidentes.
Un año sin Álex
"A este señor en el barrio le conocían como 'el hombre del banco'. Vivía a 20 metros de un colegio y a 15 de una zona de juegos. Bajaba al parque y pasaba horas y horas, días y días sentado en un sitio por el que pasan cientos de niños. Incluso se habían hecho un selfie con él porque se asomaba mucho a la ventana de la escalera del edificio.
Álex estaba jugando y a ratos se quitaba la peluca. Iba disfrazado de la niña del Exorcista. Estamos seguros de que sí había notado que era un chico y de que llevaba un rato vigilándole", mantiene Gonzalo. El menor no vivía en ese barrio, aunque ya había estado anteriormente en varias ocasiones.

"Mis sobrinos siempre han sido muy protectores con sus hijos. Álex era bastante miedoso y no se iba con nadie. Siempre nos quedará la duda de qué le diría este hombre para que se marchase con él. Tuvo que ser algo muy importante. No era de los que iban con alguien por unos pájaros o unos perritos", dice rotundo.
La vida de esta familia no volverá a ser igual. "La verdad es que ahora vivimos con miedo. Fue cuestión de minutos. No puedes despistarte ni un segundo. Cuando salgo, veo a padres que están pendientes de sus hijos pero viendo lo que nos ha tocado y la gente que hay suelta por ahí , pienso que no se puede bajar la guardia. El otro día había unos niños jugando en la calle y yo solo pensaba que podía venir una furgoneta y llevárselos sin que nadie se diera cuenta", relata apesadumbrado.
La investigación
Almeida es prácticamente sordo y gangoso. Un hombre esquivo, de pocas palabras. En la cárcel le apodaron 'el Mortadelo' por su figura alargada y su andar desgarbado. La familia de Álex no deja de preguntarse con qué artimañas convenció al niño para que le acompañase.
Un vecino se cruzó con él en su descansillo cuando intentaba darse a la fuga y dio la voz de alarma. Miguel Fuentes es Teniente de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Logroño. Se desplazó hasta la escena del crimen con agentes del Servicio de Criminalística para esclarecer lo que había ocurrido en aquel tercer piso, que el pederasta había elegido estratégicamente.
"Él siempre se ha negado a declarar. La investigación aún no ha terminado. Nuestro trabajo acaba en la vista oral. No podemos dar todavía detalles al respecto, pero la instrucción está muy avanzada. Se recopilaron todos los vestigios y se remitieron al laboratorio. Los resultados ya están en manos de la autoridad judicial y del Ministerio Fiscal", explica este oficial. Todavía no hay fijada una fecha para el juicio, aunque podría ser en el primer trimestre de 2023.
Intento de linchamiento
Los vecinos intentaron linchar a Almeida cuando vieron que la Guardia Civil se disponía a sacarle del inmueble en un coche escoltado. Hubo que poner en marcha un dispositivo para evitarlo. "Él sabía que íbamos a protegerle y que no le iba a pasar nada. No le asustan esos gritos de los ciudadanos. Está muy curtido por sus años en la cárcel. Se las sabe todas", cuenta Sáez.

Incluso montaron un señuelo, una rápida maniobra para distraer a los participantes, muchos de ellos padres de los niños que habían estado jugando en el parque, que actuaban en caliente. "Fue un poco complicado porque no estamos acostumbrados a este tipo de delitos tan graves, que generan tanta alarma social y con mucha repercusión. Los ciudadanos querían tomarse la justicia por su mano y nosotros no podíamos permitirlo. Nuestra obligación era detener al presunto autor y ponerle a disposición judicial. Había que atender el control de la masa y articular una serie de medidas para garantizar por otro lado la seguridad de las personas, de las escenas y del propio detenido. No es habitual y fue una experiencia novedosa para nosotros, en ese sentido", recuerda el teniente que dirigió la operación.
Su modus operandi: el engaño
El acusado ya había empleado un modus operandi muy similar para agredir sexualmente a otra niña de 13 años. Era su vecina y vivía en el mismo bloque, en la calle San Millán de Logroño. El 5 de octubre de 1989 interceptó a la menor cuando se dirigía al colegio, diciéndole que su madre estaba enferma y que debía regresar a casa. Le esperó en la puerta del ascensor y luego la retuvo en su domicilio, le ató en una silla, rodeando su cuello con una cuerda y le hizo perder el conocimiento, momento que aprovechó para abusar de ella. Fue condenado a siete años de prisión.
A su siguiente víctima también la abordó con una farsa. Tenía 26 años y trabajaba en la inmobiliaria San Martín. Concertó una cita con ella bajo el pretexto de visitar pisos en venta, el 17 de agosto de 1998. Al entrar en un dormitorio "súbita e inesperadamente empujó a la víctima por la espalda. Cayó sobre una cama boca abajo y se abalanzó sobre ella, inmovilizándola para evitar que pudiese defenderse, e incluso de poder pedir ayuda o auxilio al tener la boca sobre la cama", figura en la sentencia.
Después le acuchilló 17 veces con una navaja. Uno de los cortes le seccionó las glándulas tiroideas y la tráquea. Estaba agonizando cuando el asesino abusó sexualmente de ella. La muerte se debió a un shock hemorrágico. El hombre fue condenado a 30 años de prisión.
Le quedaban tres para terminar de cumplir su condena cuando salió a la calle, en libertad condicional, a pesar de que la Junta de Tratamiento se opuso. "Yo he visto los vídeos del juicio del 'crimen de la inmobiliaria'. Se crece ante el tribunal. Tenía que haber estado vigilado o llevar una pulsera para controlar sus movimientos. No podemos estar siempre alerta con este tipo de individuos, que andan paseándose entre nosotros como si fueran un ciudadano más, porque no lo son. No pueden estar en la sociedad conviviendo con nosotros. Ellos no cambian ni se reinsertan. Tienen que cambiar las leyes", critica Gonzalo.
Prisión permanente revisable
"La pena es irreparable. Nos ha dejado una tristeza muy grande. El dolor sigue ahí y más aún cuando se acerca Halloween, un día que Álex disfrutaba tanto. Esta fiesta que era tan especial para él, nos marca mucho más", confiesa su tío, que ejerce como portavoz de la familia ante los medios de comunicación.
Piden para el acusado prisión permanente revisable. "Este señor tiene que pudrirse en la cárcel para siempre. En su día él mismo pidió que no le sacaran a la calle porque era peligroso", cuenta. E incide en un detalle: "Almeida no ha querido acudir a ninguna vista. Ni durante la toma de declaraciones en sede judicial a la familia, ni a los testigos, ni a los agentes de la Guardia Civil. Siempre ha estado presente mediante videoconferencias desde la cárcel. Sin embargo pidió asistir presencialmente cuando acudieron los niños. Aunque no pudiera verlos porque había un biombo, necesita sentirlos cerca y escuchar su voz. Es un psicópata de manual."

Ha pasado más de la mitad de su vida entre rejas. La primera vez que entró en la cárcel fue en 1991, aunque por poco tiempo. En 1993 fue condenado a siete años por la agresión a la menor. Quedó en libertad en 1.997. Un año después volvieron a arrestarle por el 'crimen de la inmobiliaria'. Le trasladaron a la prisión de El Dueso (Cantabria). Vivía en el departamento de ingresos y era un preso de máxima confianza. Incluso llegó a tener un vis a vis con una mujer con la que se escribía cartas. Tuvieron que suministrarle Viagra.
Terminó de cumplir su condena en la cárcel de Logroño, donde le concedieron la libertad condicional en febrero de 2020 y a donde no puede regresar por el momento. Es demasiado conocido. Actualmente se encuentra en el centro penitenciario de Segovia. Hasta agosto había permanecido recluido en la enfermería, con presos de edad avanzada o con problemas de salud.
"Lleva dos meses en el módulo de aislamiento, en una galería con seis celdas, en la que está solo él. Sale al patio dos horas por la mañana y dos por la tarde. También va al polideportivo tres días por semana, una hora, donde se junta con cuatro o cinco internos, que no son conflictivos", indican fuentes penitenciarias.
Es un preso mediático. Los otros reos saben quién es y qué delitos ha cometido. Los violadores y pederastas son los peor vistos dentro de los muros por los propios internos, que se refieren a ellos como 'los violetas', haciendo alusión al color vinculado a la violencia machista. No pueden juntarse con el resto hasta que pasen desapercibidos para evitar que puedan agredirles.
De momento Almeida pasa los días viendo la televisión y no participa en ningún curso o terapia. No están obligados a hacerlo. Los funcionarios le llevan la comida en una bandeja que le pasan por una puerta que tiene lo que en el argot llaman un cangrejo. Es una ventana pequeña por la que también le facilitan elementos para que limpie su celda cada día. Según ha podido saber NIUS, cobra íntegramente una paga de 500 euros mensuales por una minusvalía.
Por la agresión a la otra menor el juez le exigió el pago de una indemnización de medio millón de pesetas por las lesiones y los daños morales causados a la niña. Se declaró insolvente. Por el 'crimen de la inmobiliaria' el magistrado le ordenó el pago de 40 millones de pesetas a la familia de la víctima en concepto de responsabilidad civil, que tampoco ha pagado todavía.
Gonzalo concluye: "¿Por qué tenemos que estar los padres preocupados cuando vamos con nuestros hijos al parque?. Tenemos que estar atentos por si se caen o les pilla un coche pero no podemos vivir con miedo permanente por si aparece una bestia como esta y les quita la vida. Desde que pasó esto, estamos siempre pendientes de su hermano, no le perdemos jamás de vista. Es un sinvivir. Sabemos que allá donde esté, Alex nos cuida, nos trasmite paz y nos pide que estemos tranquilos. El que tenga que asumir su responsabilidad que la asuma. No es un número más. Esperemos que su muerte sirva para algo, que sea la última y que ayude a cambiar las leyes. Por eso seguimos en pie, luchando. Es lo único que podemos hacer de cara al futuro" por el hermano de Álex y los demás niños. Esto no puede caer en saco roto."