Una niña de 10 años, unas botas y un pajar con garrapatas: así cayó el presunto asesino de Dana Leonte

Su propia hija avisó a los agentes de que su padre se había desecho de unas botas, aunque él lo negaba
Los testigos confirman que Sergio tuvo que ir a casa a cambiarse de ropa la noche que falleció Dana
Los agentes encontraron en su móvil imágenes de las botas que él negaba tener
Era verano, 25 de junio, cuando los agentes de la Guardia Civil hablaron por primera vez con Laura. La menor, con nombre ficticio en este reportaje para preservar su intimidad, había hablado primero con su madre para explicarle que unos días antes, papá había parado con el coche cuando la llevaba al cole. Allí, había cogido unas botas usadas que estaban en el monte, escondidas en las zarzas. Después, su padre cogió el calzado, se subió al coche y condujo hasta tirar los zapatos en un contenedor de basura lejos de casa. La conducta era rara para cualquiera, pero todavía más si esa misma tarde, aquel hombre llamado Sergio había denunciado ante la Guardia Civil que su pareja había desaparecido. Sin dejar rastro.
Así, con la declaración de su propia hija, se centraron desde el primer momento las sospechas policiales en Sergio Ruiz, pareja sentimental y principal acusado en la desaparición y muerte de Dana Leonte en Arenas (Málaga). Cuatro meses después, el hombre fue detenido tras el hallazgo de un fémur de la joven en una zona cercana a su casa. En el momento del hallazgo, Dana llevaba más de cuatro meses desaparecida, pero el foco de la investigación estuvo en su pareja desde el primer momento.
Fue el día 14 de junio cuando Sergio se presentó en el cuartel de la Guardia Civil para denunciar que su pareja había desaparecido. Llevaba al menos dos días sin saber de ella. Según su versión, Dana se marchó de forma voluntaria acuciada por las deudas tras montar un negocio. Un bar que se había convertido en su vida. Sin embargo, los agentes no le dieron credibilidad a esa tesis, a la versión del novio de que Dana se había marchado por voluntad propia. Y menos al escuchar la escena que había sucedido esa misma mañana, cuando Laura -fruto de una relación anterior- fue con su padre el colegio y vio cómo recogía las botas.
La versión de Laura
Según contó la niña, Sergio la recogió a las siete de la mañana para ir al colegio. Todo en orden. Sin embargo, papá realizó "una parada en los contenedores de basura que existen en la carretera que une Arenas con Vélez-Málaga". Allí, la menor "pudo observar como su padre cogió unas botas usadas de color gris o marrón duras por la puntera, que estaban escondidas entre unos matorrales cercanos. Botas que la niña reconoce que son del padre porque las ha visto con anterioridad", recogen los informes de la Guardia Civil sobre el caso.

Laura es menor, pero ya no es tan pequeña. Le llama la atención la conducta de su padre, hasta el punto de preguntar de forma directa por aquella parada. Sergio le explica que las botas eran suyas pero que las había dejado allí porque olían mal. "Una explicación poco consistente dejar abandonados unos zapatos usados a mas de tres kilómetros de distancia de casa por el fuerte olor que desprenden", valoran los agentes en sus diligencias.
Al llegar a casa, Laura le contó a su madre lo sucedido. En ese momento, la familia ya sabía que Dana había desaparecido. La madre decidió en ese momento poner los hechos directamente en conocimiento de Eva, la hermana de Sergio. Fue entonces cuando el principal acusado de la muerte de Dana aportó una nueva versión: que las botas estaban llenas de pulgas. "La propia hermana de Sergio duda de las explicaciones y a través de un mensaje le pregunta si ha hecho algo de lo que se tuviera que arrepentir", confirma el atestado del caso al que ha tenido acceso NIUS.
Pesquisas por un robo
Fue entonces cuando la madre de Laura acudió a la Guardia Civil para narrar los hechos y poner a Sergio en el foco más claro de la investigación. Los agentes comenzaron a atar cabos. Para empezar, el presunto asesino de Dana había explicado que durante todo el día 12 y 13 había llevado unas zapatillas deportivas. Nada de botas de trabajo con la punta reforzada. Sin embargo,era mentira.
El 16 de junio, dos días después de la denuncia, los agentes le preguntan por primera vez directamente a Sergio por las botas. Él explicó de nuevo que en todo momento llevaba zapatillas y que es cierto que el día 13 las abandonó en unas zarzas mientras conducía porque le picaban los pies, "por las garrapatas que hay en un pajar anexo a su vivienda", recogen los informes de la Guardia Civil.
Sin embargo, los agentes indagaron más. El mismo día de la desaparición, el 12 de junio, Dana y su pareja denunciaron un robo en el garaje de su vivienda. Allí acudieron entonces varios efectivos, que confirmaron después a sus compañeros lo que todos sospechaban: que Sergio llevaba aquel día 12 un pantalón multiusos, una camiseta y unas botas de trabajo. Y que estaba muy sucio.

El jefe de su trabajo lo confirma
Los agentes manejaban entonces otra clave que Sergio desconocía: el día 20 de junio, una semana después del crimen, el joven compró unas botas de seguridad nueva en una ferretería de la zona. Ellos tenían la factura. El acusado aseguró entonces que su jefe en la fábrica de azulejos donde trabajaba no le había dado calzado especializado para trabajar allí. Al menos hasta ese momento. Pero el empresario lo negó ante los agentes. Todos sus empleados van a la fábrica con botas reforzadas. Y Sergio, evidentemente, estaba entre ellos.
El 26 de junio, los agentes registraron por primera vez la casa de Sergio y le preguntaron de nuevo por las botas de trabajo. Él aseguró que las llevaba puestas, y que aquellas que enseñaba eran las únicas que había tenido ya que hasta esa semana acudía a trabajar con zapatillas. Otra presunta mentira. El joven prestó su consentimiento para que los agentes descargaran los archivos y las fotos de su teléfono móvil, y allí encontraron pruebas de que Sergio disponía de unas botas de seguridad grises con las que acudía al trabajo desde hacía meses. Incluso encontraron imágenes del propio joven con ellas puestas, tal y como recoge este reportaje.
Desde ese momento, los investigadores trabajaron con la tesis de que Sergio se había desecho de las botas tras cometer el crimen, que primero las había escondido lejos de casa y luego las tiró para borrar cualquier posible huella o vestigio de su participación en el asesinato de Dana. Pero había más.
"Venía peinado, con el pelo algo mojado o con gomina"
Los expertos de la Guardia Civil se centraron entonces en analizar la ropa del joven. Si se deshizo de las botas ¿Qué pasó con el resto? ¿Con los pantalones y la camiseta que Sergio llevaba ese día? ¿tendría restos de ADN o pruebas del crimen? Comenzaron entonces a cuadrar datos sobre el día que Dana dejó de dar señales de vida.
Ese 12 de junio, Sergio abandonó de pronto su puesto de trabajo a las seis de la tarde y se marchó a casa. Queda claro entonces que el joven llevaba puesta su ropa de trabajo, tal y como confirman los agentes que le asistieron luego en su denuncia de robo. Ellos describen la vestimenta como "un pantalón multibolsillos de color gris o marrón, camiseta azul y botas de trabajo".

En su declaración ante los agentes, el principal acusado aseguró que tras la marcha de los guardias civiles, Sergio se marchó en dirección Vélez-Málaga, a buscar el camión de su cuñado, que pensaba partícipe en el robo. "No indica que se duchara, aseara ni cambiara de ropa en ningún momento", recuerdan los agentes en sus informes. A las 20:00, la pareja de Dana Leonte llegó al bar Alhambra, de Arenas. Días después, los agentes interrogaron a la dueña, que vio llegar a Sergio a su establecimiento "con ropa de trabajo".
Sin embargo, la niñera de su hija pequeña, hija de Dana Leonte, aportó la clave definitiva. Según su versión, cuando Sergio llegó a su casa tres horas después para recoger a su hija, (22:43 de la noche del pasado 12 de junio) llegó vistiendo vaqueros, vestido bien, aseado, calzando unos tenis. Venía peinado y con el pelo algo mojado o con gomina"
Así, los agentes concluyen que "no se puede entender entonces dónde y cuándo se aseó y se cambió de ropa Sergio, cuando ha quedado claro que salió de Arenas con la ropa de trabajo hacia Vélez y no volvió a casa hasta las 23:24 horas, en lo que se supone una nueva contradicción en su versión". "Se infiere forzosamente que tuvo que asearse y cambiarse de ropa en su casa en unas horas en las que ha negado estar en su domicilio y que ese cambio de ropa y aseo pudo tener como móvil intentar borrar evidencias de su participación en alguna acción de carácter violento sobre Dana".