El humo delata una barbacoa de 14 personas en la cubierta de un barco en Isla Cristina

Catorce personas celebran una barbacoa en la cubierta de un barco de pesca
"Que ricos los chorizos parrilleros, que ricas las salchichas a la brasa, que buenas las chuletas de cordero, que bueno es este vino de garrafa". Son algunos de los inspirados versos de "La Barbacoa", ese clásico, y kitsch, hit veraniego.
Y es que nada como una parrilla, unos amigos, y comida, para pasar un buen rato. Un fantástico invento sino fuera por ese humo que se levanta al asar nuestro banquete. A veces molesta a los vecinos, a veces, este es el caso, sirve para delatar a los incívicos que, día tras día, se empeñan en no enterarse de que con las cosas de comer, no se juega.
Nunca mejor dicho. Viernes, 17 de abril, una gran humareda se expande por los alrededores del puerto de Isla Cristina, en Huelva. Huele tico, mejor sabrá, piensan los celebrantes de la clandestina barbacoa. Pero la Guardia Civil piensa otra cosa. Alertada por el humo y por los vecinos, los agentes se plantan en el muelle y ¿qué se encuentran?. Sí, como es lógico, barcos de pesca.
"Un total de 14 personas, asando carne alrededor de una parrilla y consumiendo bebidas alcohólicas, todo ello sin respetar ninguna de las medidas higiénico-sanitarias recomendada"
Lo que ya no es tan lógico -llevamos más de un mes confinados- es que se topen en la cubierta de uno de ellos: "Un total de 14 personas, asando carne alrededor de una parrilla y consumiendo bebidas alcohólicas, todo ello sin respetar ninguna de las medidas higiénico-sanitarias recomendada".
Apagado de la barbacoa, identificación de todos ellos, y propuesta de sanción por incumplir la prohibición de "realizar comidas colectivas en lugares públicos en ambientes lúdico-festivos". Así, y no con el famoso estribillo, terminó la barbacoa de Isla Cristina.