Detenida una colaboradora del Vaticano por gastar 200.000 euros de la Iglesia en artículos de lujo

Cecilia Marogna, supuesta amante de un cardenal despedido por el Papa, fue contratada para establecer relaciones diplomáticas en África y Oriente Medio
Recibía transferencias a una cuenta de Eslovenia que luego usaba para comprar bolsos de marca
Cecilia Marogna, supuesta experta en seguridad y relaciones internacionales que trabajaba al servicio del Vaticano, fue arrestada en Milán a petición del Estado pontificio acusada de gastarse hasta 200.000 euros de las arcas de la Iglesia en artículos de lujo para uso y disfrute privado.
La Justicia vaticana reclama explicaciones a esta diplomática por malversación de fondos que habría gastado en cosas como un bolso de Chanel o un sillón de 12.000 euros de la marca Poltrona Frau, entre otros muchos artículos.
El cardenal Giovanni Angelo Becciu, entonces número tres de la Secretaría de Estado y de origen sardo como ella, fue el que ordenó que se contratase por medio millón de euros a Marogna para que estableciera relaciones institucionales con países en África y Oriente Medio.
Pero tras el despido fulminante de Angelo Becciu por orden del Papa Francisco, se había emitido una orden de captura internacional para Cecilia Marogna, que se rumoreaba que era la amante del citado cardenal.
Su supuesta relación sentimental con Becciu, al que se investigaba por un piso adquirido en Londres con dinero del Vaticano, y los presuntos gastos que hizo con el dinero de la Santa Sede fueron suficientes para que la Interpol emitiese una orden de búsqueda y captura sobre Cecilia Marogna.
Fue a raíz de estas pesquisas sobre Becciu cuando se encontraron trasferencias sospechosas a Marogna. La diplomática recibió dinero en una cuenta de Eslovenia que usaba como tapadera. “Quizás el bolso era para la mujer de un dirigente nigeriano que podría dar acceso al presidente de Burkina Faso”, ha intentado justificar Marogna en el diario Corriere della Sera, al que también ha asegurado que nunca hacía facturas de su trabajo porque eran “asuntos reservados”.
Monseñor Alberto Perlasca era quien ordenaba las trasferencias y el que ahora está colaborando con la justicia vaticana para esclarecer el caso. Un nuevo escándalo en el seno de la Iglesia que se une a los de los abusos sexuales a menores.
El último el del sacerdote Gabriele Martinelli, al que se le acusa de haber obligado a un niño a masturbarse mutuamente durante el preseminario San Pio X entre 2007 y 2012, cuando el hoy cura también era menor de edad. Unos hechos que habrían sido encubiertos por Enrico Radice, el rector del seminario cuando se habrían producido los actos sexuales, que hoy tiene 71 años.