El fotógrafo pederasta que aseguró a sus víctimas que iba a suicidarse: “Mañana no voy a estar aquí”


El juzgado prorroga la causa del fotógrafo infantil que reconoció haber abusado al menos de dos menores en la Comunidad de Madrid
Los investigadores han explorado y tomado declaración al menos a una veintena de menores. Ocho de ellas constan como víctimas en la causa.
Antes de ser denunciado, el acusado aseguró a una de las madres que pensaba quitarse la vida porque no soportaba la culpa
“Pido perdón. Pido perdón a Laura, pido perdón a Raquel, pido perdón a María y te pido perdón a tí”. La frase llegó en un mensaje de audio al teléfono de Gloria, madre de una de las menores abusadas, y de la que este medio ha cambiado el nombre, al igual que con el resto de las presuntas víctimas, para evitar que puedan ser identificadas. Un día antes, la mujer se había enterado de que el fotógrafo de menores que solía hacer los books de su hija, había abusado de ella y de otra niña. Al pedirle explicaciones, el pederasta confeso reconoció los hechos, y aseguró que no podía vivir con la culpa: “Lo único que te pido si puedes, si quieres, es que esperes un día [a presentar una denuncia] para que veas lo que pasa. Porque yo no estaré aquí. Yo dentro de un rato no voy a estar. [...] Es por lo que he hecho. Por cobardía y por que mi madre no sufra como estás sufriendo tú”.
Finalmente P. J.A.B, no cumplió su palabra y en lugar de eso, se presentó en una comisaría de la Policía Nacional de la capital para entregarse. Allí, avisó de que en ese mismo momento, una madre estaba presentado una denuncia en su contra en otro punto de la Comunidad de Madrid. Era 11 de abril de 2021 y poco antes, P. había escrito para alertar de que daba marcha atrás a su plan de quitarse la vida: “Si me vas a denunciar, me voy a comisaría a entregarme. No puedo estar en la calle y quiero desaparecer. No quiero ni ir a casa ni ir a ningún sitio. Quiero acabar con mi vida y no puedo”.
MÁS
La escena que arrancó la operación en su contra se produjo hace justo un año. En doce meses, el juzgado encargado del caso ha explorado a una veintena de chicas, las menores consideradas víctimas han crecido hasta sumar ocho, y el acusado solo reconoce haber abusado de las dos niñas que denunciaron en primera instancia por boca de sus madres. Sin embargo, son varias las menores que reconocen una escala de situaciones que van desde los comportamientos inadecuados hasta un presunto abuso con penetración. Tanto es así que el juzgado ha concedido una prórroga para seguir investigando la causa, en la que se han solicitado informes periciales sobre la credibilidad del testimonio de las menores.
Un comportamiento reiterado
Los informes policiales del caso dibujan ya un comportamiento presuntamente recurrente, por el que el acusado intentaba en todo momento quedarse solo con las menores cuando realizaba las sesiones de fotos, y sobre todo durante los cambios de ropa o en el momento en el que insistía en fotografiar a las niñas en bañador. Las familias de muchas de las niñas pertenecían al mismo chat de WhatsApp, frecuentado por una comunidad de padres que llevaban a sus hijos a castings de moda infantil. Allí P. pescaba clientes y allí se corrió la voz de lo que le había sucedido a las dos primeras denunciantes.
Frente al juzgado, su entonces pareja -que pasó varios años en un convento de clausura- ha negado tras declarar como testigo cualquier sospecha de que el acusado fuera un pederasta. Sin embargo, otro de los comparecientes ha aportado varios mensajes donde ella misma reconoce que “trata a toda costa de alejar a su hija de él” y que el acusado tenía comportamientos que no eran “normales” como pasar parte de su tiempo libre chateando con menores “de nueve o diez años” en las redes sociales. El acusado está el libertad condicional a la espera de juicio desde el 16 de julio de 2021. Pasó en prisión preventiva tres meses y salió con una orden de alejamiento frente a sus víctimas.
Cuando arrancaron los primeros rumores de la actitud que el acusado mantenía con las víctimas, algunos padres explicaron en sede judicial que el propio fotógrafo los achacaba supuestamente a una expareja, que los esparcía presuntamente para que él volviera con ella. “O vuelves conmigo o te denuncio”. En otro momento, ocultó los reproches de un compañero de profesión asegurando que se trataba de celos profesionales. Ahora, la Justicia investiga si el acusado hacía fotografías a las menores que después no trasladaba a sus padres.
En sus declaraciones ante la Policía Nacional, una de las madres mantuvo por ejemplo que este fotógrafo le propuso poner cámaras ocultas en el vestuario para grabar a sus hijas “en plena naturalidad” mientras se cambiaban a modo de “proyecto audiovisual”. Algo a lo que la progenitora se negó. Otra de las madres explicó a los agentes que su hija le dijo en una ocasión que P. tenía una cámara pequeñita en el vestuario.
Sin embargo, por el momento la investigación policial no ha encontrado imágenes de este tipo. En realidad, no ha encontrado más imágenes que las presentadas por los denunciantes, ya que ni el estudio profesional ni la vivienda del acusado fueron nunca registrados, en una petición a la que la Fiscalía se opuso. Cuando el juzgado le requirió los dispositivos informáticos con los que trabaja, la defensa del acusado presentó un disco duro al que la Policía no ha podido acceder, ya que está dañado.