Madeleine McCann y Yéremi Vargas, dos desapariciones sin resolver 13 años después


Madeleine tenía tres años y desapareció el 3 de mayo de 2007 en el Algarve portugués
Yéremi Vargas tenía siete años cuando fue visto por última vez el 10 de marzo de 2007 en Gran Canaria
Se han investigado a pederastas que podrían haber estado implicados en las dos desapariciones
Christian B., un pederasta alemán de 43 años se ha convertido en el principal sospechoso de la desaparición de la pequeña Madeleine McCann. Ocurrió hace 13 años en el Algarve portugués. Las autoridades germanas llevaban investigándo al hombre desde noviembre de 2017. Según la Fiscalía la pequeña murió en sus manos, tras desaparecer de la habitación del complejo hotelero donde pasaba unas vacaciones junto a su familia.
El miércoles llamaron a declarar a varios testigos para poder determinar si el hombre podría haber estado en el lugar en el que vieron por última vez a la niña de tres años y origen británico, si reconocían su número de teléfono o los vehículos que utilizaba.
Los padres de la menor han mostrado su agradecimiento a las personas que han colaborado y han escrito una carta para recordar a su hija, que en mayo hubiera cumplido 17 años. La policía metropolitana asegura que es un momento crucial. “Este hombre podría ser la clave para resolver este caso y por eso ahora solicitamos colaboración para poder probar su implicación en los hechos o descartarlo”.
#MadeleineMcCann | Significant Investigative Update
— Metropolitan Police (@metpoliceuk) June 3, 2020
Suspect identified as 43yo German man. We reveal 2 vehicles suspect is known to have used around the time of Madeleine’s disappearance & phone numbers relevant to investigation.
📽️ | DCI Cranwell appeals for public assistance
Cuando desapareció Madeleine, Ángel Galán era el jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría Central del Cuerpo Nacional de Policía. Tuvo que hacerse cargo de varias pesquisas. " La Policía Judicial portuguesa llevaba las diligencias aunque nosotros recibimos algunos avisos desde distintos lugares de España que tuvimos que comprobar. Algunos aseguraban haber visto a una niña con gran parecido físico, sobretodo en Andalucía. También investigamos a algunas personas que podrían ser sospechosas, pero tras comprobar fehacientemente que no era ninguna de ellas, nuestra labor terminó", recuerda.
“Ahora tendrán que analizar todos estos indicios antes de poder tomar declaración al sospechoso como imputado. No se puede dirigir la causa contra una persona si no se obtienen pruebas tangibles y reales. Siempre hay que probarlo o descartarlo”, señala este comisario ya jubilado, al que esta situación le recuerda mucho al caso de Yéremi Vargas.
El niño tenía siete años y desapareció días después en Vecindario, en el municipio grancanario de Santa Lucía de Tiruajana. Antonio Ojeda, alias Juan El Rubio, fue investigado por la Guardia Civil como sospechoso después de que un preso de la cárcel de El Puerto de Santa María y Algeciras afirmase que le había confesado que él secuestró al menor y que se había deshecho del cuerpo en un vertedero próximo a su casa. El juez archivó la causa al no poder demostrarlo y el caso volvió a archivarse.
La investigación
El 3 de mayo de 2007 la familia McCann se alojaba en un resort de Playa de Luz, en el Algarve portugués. Los padres salieron a cenar con unos amigos a un restaurante próximo y dejaron solos en el apartamento a la niña y sus dos hermanos gemelos. Cuando volvieron, Maddie ya no estaba. Pusieron una denuncia.
La policía portuguesa abrió una investigación y rastreó el Algarve por tierra, mar y aire. Interrogaron a decenas de personas, incluso los padres fueron investigados inicialmente como sospechosos. Una amiga del matrimonio afirmó que aquella noche había visto a un individuo con un menor en sus brazos y difundieron su retrato robot en los medios de comunicación.
El caso tuvo una repercusión mediática sin precedentes. La foto de Maddie dio la vuelta al mundo, lo que originó un aluvión de llamadas de personas que decían aportar pistas. Pero en julio de 2008 el caso fue archivado ante la ausencia de avances.
Los McCann pusieron en marcha la Fundación Madeleine para recaudar fondos que permitieran proseguir la búsqueda. Abrieron una página web, un centro de atención de llamadas telefónicas las 24 horas para aportar posibles pistas y contrataron a un equipo de invesitigadores.
La Policía metropolitana también tiene un equipo formado por cuatro agentes que se dedican exclusivamente a la investigación de este caso, al que bautizaron Operación Grange. Ya han invertido más de 11 millones de libras tratando de resolver el enigma. Han investigado a más de 600 personas. En el año 2013 identificaron a cuatro sospechosos. No pudieron probar la implicación de ninguno de ellos.
Por eso ahora se aferran a los indicios con los que cuentan, principalmente los teléfonos y los vehículos de Christian B, un hombre blanco, con pelo corto, que entonces tenía 30 años aunque parecía más joven.
Estuvo en el Algarve entre 1995 y 2007 y actualmente está en la cárcel. Ha sido condenado 2 veces por abusar sexualmente de niñas, según la Bundeskriminalamt, el departamento federal de la Policía criminal de Alemania- y también tiene antecedentes por tráfico de drogas.
Las antenas de teléfono han permitido determinar que este hombre recibió una llamada telefónica de otra persona a las siete y media de la tarde y mantuvo una conversación durante media hora. Una antena captó esa señal. "Habrá que ver a qué distancia estaba esa antena y si realmente podría ser algo significativo en esta investigación. Se hacen cribas para poder probar que el sospechoso estaba cerca y buscar alguna relación con la desaparición", explica Galán.
Las autoridades también han conseguido recuperar los dos vehículos que el hombre utilizaba. Una caravana blanca y amarilla con matrícula portuguesa, en la que llevaba una vida nómada, y un coche de la marca Jaguar con matrícula alemana. El día después de la desaparición de Madeleine, el sospechoso registró el turismo a nombre de otra persona. Algo que también ha extrañado a los investigadores.
“Existe la posibilidad de que sea este hombre y habrá que investigarlo a fondo para demostrar que hay una relación. Necesitan encontrar pruebas palpables, reales. Empezando por hablar con los testigos que puedan constatarlo, buscar otros indicios como una fotografía de la niña o alguna prueba de ADN, además de analizar otros datos del teléfono e inspeccionar vehículos”, dice Galán.
Caso Yéremi Vargas
Este criminólogo busca el paralelismo con el caso de Yéremi Vargas, que desapareció el 10 de marzo de 2007 en un solar de Las Palmas de Gran Canaria, apenas una semana después que Madeleine. Las autoridades llegaron a trabajar con la hipótesis de que los autores podrían ser los mismos y cruzaron datos de sospechosos, vehículos, realizaron vigilancias conjuntas y registros pero no encontraron nada.
Incluso interrogaron a algunos pederastas que podrían haber estado implicados en los dos casos. Por ejemplo un escocés encarcelado en Gran Bretaña por matar a una mujer y abusar sexualmente de su hijo. Y a un amigo de éste, que también fue encarcelado por abuso de menores.
Una década después de la desaparición de Yéremi, un preso que compartía celda en la cárcel con Antonio Ojeda- al que todos conocían como Juan El Rubio- contó que el hombre le había confesado que había secuestrado al menor y no le habían pillado, incluso que había arrojado su cadáver en un vertedero cerca de su casa.
Se abrió una investigación pero el hombre, que cumplía condena por agresión sexual a otro menor, se negó a declarar y no permitió que le tomaran muestras de ADN. Finalmente el juez de instrucción determinó que no existía ningún indicio de su participación y acordó "el sobreseimiento provisional y archivo de la causa".
Según consta en el auto: “Esta acusación se basaba en valoraciones subjetivas imposibles de constrastar o verificar y además ponía en peligro el principio fundamental de presunción de inocencia".
El Rubio fue condenado por otra agresión posterior, no se le volvió a vincular con la desaparición de Yeremi y salió de prisión tras cumplir una condena de cinco años el pasado mes de marzo. Los periodistas le esperaban a la puerta, pero él visiblemente alterado sólo se limitó a decir una y otra vez: "Yo no lo hice. No tengo nada que ver".