La lucha por repatriar a Fátima desde Omán: "El tiempo se ha parado para mi hija con esa cadena perpetua"

Fátima Ofkir Reyes cumple cadena perpetua en la prisión de Mascat (Omán), después de que la policía encontrara una caja con siete kilos de morfina en la habitación del hotel en el que se alojaba
La familia y su defensa en España han puesto en marcha una campaña para denunciar la situación e instar a un acuerdo para que Ofkir Reyes pueda cumplir condena en España
Su madre, Rosario Reyes, asegura que la joven está obligada a llevar burka todo el día y apenas puede llamar durante dos minutos dos veces al mes
La vida de Fátima Ofkir Reyes, una joven de 21 años de Hospitalet de Llobregat (Barcelona), dio un vuelco hace tres años, después de que se encontraran siete kilos de morfina en la habitación del hotel en el que se alojaba en Omán. Desde entonces, cumple cadena perpetua en la prisión de Mascat. Su madre, Rosario Reyes, no ha cesado en su lucha para que pueda volver a España.
Con 18 años, la joven barcelonesa llegó a Omán y se alojó en una habitación de hotel en la que le esperaba, oculta en el armario, una caja llena de morfina. Antes de llevar a cabo su cometido y volver con la carga hasta España, Fátima levantó el teléfono y se arrepintió. Aseguró a su contacto que no estaba dispuesta a viajar con la mercancía, según explica la abogada, Mónica Santiago, miembro del despacho Vosseler. Sin embargo, ya era demasiado tarde.
Aunque llamó a la policía, confesó donde se encontraba la droga y facilitó el arresto de dos personas más, fue detenida y condenada. Las primeras informaciones sobre el caso apuntaban que debía cumplir una pena de ocho años, que aumentó hasta los 25 años, tras la toma de posesión del nuevo sultán, que ha acabado endureciendo este tipo de delitos. Sin embargo, su actual defensa no tiene conocimiento de esas penas y señala que hay una sentencia en firme, desde el pasado 9 de septiembre, que la condena a cadena perpetua.
"Fátima no dice que sea inocente, pero sí que fue un error del que desistió. Además, informa a la policía de que una persona está viajando desde España para recoger la mercancía, que ella se negó a transportar. Colaboró desde un primer momento", añade la abogada.
Desde esa fatídica noche, su entorno denuncia las condiciones pésimas que padece en la prisión. Obligada a llevar burka y rezar cinco veces al día, sólo puede realizar llamadas de unos dos minutos dos veces al mes. "He podido hablar con ella y no está bien. En todo este tiempo ha recibido información muy confusa. Intentamos trasladarle esperanzas y le explicamos que estamos haciendo todo lo posible para sacarla de allí. Queremos darle fuerzas para que aguante psicológicamente", asegura Mónica Santiago.
"¿Qué le voy a decir a mi hija en un minuto? Han pasado tres años y aún no he podido tener una conversación con ella como quisiera tenerla", añade Rosario Reyes con la voz entrecortada. La última vez que esta madre contactó con su hija fue hace diez días. Confiaba en poder hablar durante estas Navidades, pero la llamada no llega y Rosario confiesa estar desesperada.
Precisamente, la joven aún no sabe que, desde hace tres meses, existe una sentencia en firme que la condena a cadena perpetua por un delito de pertenencia a banda internacional de trafico de drogas. "No hemos querido contárselo todavía porque nos preocupa su estado emocional", confiesa.
"Mi hija no está bien. Entró siendo una niña y sigue siendo una niña. El tiempo se ha paralizado con ella en la prisión, donde está completamente sola", cuenta Rosario. Con su edad, Fátima es una de las presas españolas más jóvenes encarcelada fuera del país. Familiares y amigos están moviendo, desde hace meses, cielo y tierra a través de una campaña con la que apelan a su vuelta: "Lo único que me puede dar fuerza es luchar para que mi hija vuelva".
Reunión con el Ministerio de Asuntos Exteriores
El despacho Vosseler, que lleva la causa desde hace un mes por petición expresa de la madre, ya ha mantenido una reunión con el Ministerio de Asuntos Exteriores y espera un segundo encuentro después de Navidad. "En estos momentos, nuestra esperanza está en conseguir que Exteriores firme un convenio con el Gobierno de Omán que permita a Fátima volver a España y cumplir su condena aquí", sostiene Santiago.
Del mismo modo, adelanta que son varias las líneas de trabajo que Asuntos Exteriores tiene sobre la mesa, aunque aún prefieren no dar detalles para no entorpecer la labor. Pese a que la letrada se muestra optimista de cara a los próximos meses, asegura que son muchas las "irregularidades" que se han cometido desde la detención.
"En un primer momento, la embajada de España en Omán facilita a la madre un listado de nombres para que decida quién se encargará de la defensa en el país. Cuando Rosario llega a nuestro despacho, completamente confundida y sin entender los detalles del proceso, iniciamos labores de investigación y descubrimos que la persona al frente de la defensa no era abogado y había derivado la causa a otro despacho omaní. ¡No dábamos crédito a lo que venía sucediendo!", exclama.
A esta circunstancia, se han sumado "graves irregularidades jurídicas", que desde Vosseler han ido detectando en estas semanas, como el recurso de apelación que la defensa del despacho omaní había presentado fuera de plazo.
"Llevo tres años completamente perdida. Ni siquiera recibí una llamada informándome de la detención de mi hija. Fui yo quien acabé sabiendo lo qué había sucedido a través de una llamada a un compañero suyo", denuncia.
Una joven dedicada a la música, el deporte y las actividades en asociaciones
Antes del fatídico viaje, Fátima era una joven conocida por los vecinos, según explica Rosario. Alumna de la Escuela Municipal de Música, Ofkir Reyes participaba activamente en la Asociación de Estudiantes de la ciudad y en la Asociación Educativa Itaca. Además, era jugadora de softbol en el Hércules y llegó a ser la primera presidenta del Consejo Nacional de la Infancia y la Adolescencia de Cataluña.
Al cumplir la mayoría de edad, le tocó vivir la separación de sus padres, que complicó la situación económica familiar. Su madre cayó en una depresión y la joven comenzó a dejar de lado sus actividades y se distanció de sus amigas. Una noche en un hotel a miles de kilómetros de su casa acabó hundiendo su mundo y el de sus seres queridos.
Ahora, con la campaña "Free Fátima" la defensa y los familiares de la joven dan a conocer su caso y esperan encontrar una salida a la situación que desde hace tres años les ha tocado vivir. No sólo esperan que Fátima vuelva a España, sino que también quieren dedicar sus esfuerzos a ayudar a otras familias que puedan estar pasando por circunstancias similares.