Seis años atrincherado en su casa: estafaba a sus clientes por el 'timo del nazareno' y debía entrar en la cárcel


Creaba empresas de productos alimentarios e inmobiliarias de fincas rústicas y urbanas
El empresario de 70 años no pagaba a los proveedores y se lucraba con las ventas
Le constaban tres órdenes de detención e ingreso en prisión
Al empresario murciano de 70 años le constaban tres órdenes de búsqueda, detención e ingreso en prisión por estafar por el método del 'nazareno' a varios clientes. Llevaba prófugo de la justicia desde que fue condenado en 2016 a tres años de prisión y atrincherado en su casa. No salía de su bajo ninguna circunstancia. Hasta que acudió a un centro médico por motivos de salud y la Policía Nacional consiguió localizarle.
Era el cerebro y artífice de numerosas estafas. Primero se ganaba la confianza de los proveedores mayoristas mediante pequeños pedidos que pagaba correctamente hasta que realizaba una gran compra de productos que nunca llegaba a abonar, mientras los revendía obteniendo altos beneficios sin coste ninguno.
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'Timo del nazareno'
La investigación llegó a manos del Grupo de Fugitivos en agosto de 2019. Llevaba tres años en busca y captura. Pudieron constatar que durante años había estafado por este modus operandi a una gran cantidad de clientes. Daba de alta a distintas empresas y se valía de otros colaboradores -testaferros u hombres de paja- para captar a proveedores de productos alimenticios de toda España.
Cuando llevaba a cabo la transacción comercial, lo hacía mediante pagarés que finalmente no se llegaban a cobrar por falta de dinero en las cuentas de la empresa. La estafa se consumaba cuando se daba salida inmediata a los productos adquiridos a un precio inferior al de mercado, obteniendo de este modo miles de euros de beneficio.
Diferentes ubicaciones
Los investigadores realizaron gestiones para intentar ubicar al fugitivo en sus lugares de residencia habituales, además de localizar su entorno social. Se obtuvo la información de que era administrador de diferentes empresas que tenían como objeto social el comercio de productos alimenticios, así como también la compraventa de toda clase de fincas rústicas y urbanas.
Con toda esta información se determinó que el fugitivo podría encontrarse en Madrid, y se ubicó el domicilio en el que habría estado residiendo con su pareja y sus hijos en la calle Embajadores. Sin embargo, los vecinos aseguraban que no les habían visto en mucho tiempo. Además, las vigilancias en torno al domicilio y los seguimientos a su pareja resultaron infructuosos.
Las pesquisas llevaron a los agentes a la provincia de Murcia, donde su pareja tenía una propiedad inmobiliaria. Se realizaron nuevas vigilancias sobre ese inmueble sin éxito. También se recibieron informaciones acerca de que el fugitivo podría estar residiendo en Portugal. Finalmente se descartó esta vía investigativa tras realizar contactos con las autoridades lusas.
Los agentes encargados de la investigación determinaron finalmente que este individuo estaría enclaustrado en el domicilio de su pareja en Madrid, donde se encerró sabiendo que le estrechaban el cerco.
Establecieron múltiples dispositivos de vigilancia sobre el domicilio, así como operativos de seguimiento sobre su pareja, detectando que esta retiraba medicamentos en farmacias prescritos a nombre del fugado y volvía con ellos a la residencia. Así pudieron certificar su presencia.
El 18 de febrero consiguieron detener al fugitivo cuando se dirigía a un centro de salud. Estaba reclamado por tres juzgados diferentes de León y Valladolid.