Tensión en las cárceles españolas tras las últimas agresiones a funcionarios de prisiones

Un funcionario es agredido en la prisión de Almería después de pedirle a un interno que se quitase la gorra
Un preso amenaza a dos trabajadores con una cuchilla en Huelva: "¡Os voy a rajar, venid a por mí!"
Otro reo prende fuego a su celda en Cáceres: "¡Voy a mandar a un sicario para matar a tu familia!"
Mediodía del miércoles. Hora de comer. Un centenar de presos entran en el comedor del módulo 18 de la prisión del Acebuche, en Almería. Un funcionario vigila la entrada, otro está en la cabina abriendo y cerrando las puertas.
Uno de los internos lleva una gorra en la cabeza, algo prohibido por las normas del régimen interno. El funcionario que está en la sala le pide que se la quite. El reo obedece pero cuando el hombre se da la vuelta, el delincuente se abalanza sobre él, le propina un puñetazo y le empuja.
El funcionario cae sobre una estantería y se golpea en la cabeza. Cae al suelo. Según confirma Instituciones Penitenciarias en las imágenes puede verse cómo un grupo de presos le levanta mientras funcionarios de otros módulos acuden rápidamente en su auxilio. Tuvo que ser atendido en la enfermería mientras el interno fue trasladado al módulo de aislamiento, como forma de castigo.
"¡Os voy a rajar, venid a por mí!"
Unas horas después, a la hora de la cena, un preso conflictivo empieza a gritar en el comedor del módulo dos de la prisión de Huelva. Está visiblemente alterado. De repente se levanta de la mesa y tira su bandeja. Dos funcionarios se dirigen a él para intentar restablecer el orden.
El delincuente saca un arma casera con la que les amenaza: "¡si tenéis cojones venid hacia mí. Os voy a rajar, venid a por mí!", dice al tiempo que intenta agredirles. Según fuentes penitenciarias el preso había pegado una cuchilla de afeitar a un cubierto de plástico. Los funcionarios consiguieron reducirle y evitaron males mayores. Ninguno sufrió lesiones aunque todavía se recuperan del susto.
El preso fue trasladado a una celda de observación, aunque antes le vio un médico. Parecía haber consumido sustancias psicotrópicas. Confesó que haber ingerido toda la medicación que tenía preestablecida al mismo tiempo. Ahora solicitan su traslado por la larga lista de incidentes que ha protagonizado en este centro.
"¡Voy a mandar a un sicario para matar a tu familia!"
En el penal de Cáceres, otro preso con un largo historial delictivo y considerado conflictivo por su inadaptación, protagonizaba otro altercado de máxima tensión. Cumple una sanción disciplinaria por lo que permanece en una celda de aislamiento pero exigía hacer una llamada de teléfono.
Un funcionario intentó calmarle pero al decirle que no era posible comenzó a amenazarle con matar a su familia, comenzando por sus hijos. "¡Voy a mandar a un sicario para matar a tu familia!", le decía mientras destrozaba la celda con gran violencia. El trabajador tuvo que ser atendido porque sufría un ataque de ansiedad.
Las denuncias de sindicatos y asociaciones
Los sindicatos y asociaciones de funcionarios de prisiones denuncian los peligros a los que se exponen. Aseguran que ataques de este tipo se han convertido en algo habitual. Diariamente sufren agresiones físicas y verbales o amenazas de muerte de los reclusos a los que custodian.
La Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP) denuncia el "peligroso aumento de estos sucesos en todo el territorio nacional. Pedimos que estos funcionarios de prisiones sean considerados agentes de la autoridad para una mayor relevancia penal de estos hechos y así ayudar a reducir estos graves incidentes", dicen en un comunicado.
La Asociación Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM) critica que no se tomen medidas para evitar estas situaciones. "Este es el día a día de los trabajadores de una prisión. Aguantamos todo tipo de agresiones, amenazas, vejaciones o insultos pero no son contabilizados por el protocolo de agresiones a funcionarios porque según la Administración no tienen como resultado lesiones físicas", critican.
Desde la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP) afirman: "desarrollamos nuestro trabajo con internos potencialmente agresivos y penados por delitos como homicidios, violaciones, narcotráfico o bandas armadas entre otras, pero únicamente llevamos el uniforme, un walkie talkie y unos guantes. En la mayoría de los centros vamos solos dentro de los módulos porque no hay personal suficiente. Eso nos expone a continúas situaciones de riesgo"