Víctor Rodríguez, condenado por el 'Caso Arandina': "Estamos pagando la resaca de las demás manadas"

Rodríguez asegura en una entrevista a NIUS que se trata de "una condena social por toda la presión mediática, de la gente y de las asociaciones feministas que hay"
Víctor Rodríguez Ramos, de 24 años, es uno de los tres exjugadores del Arandina, junto con Raúl Calvo y Carlos Cuadrado, condenado por un delito de agresión sexual en grupo a una joven de 15 años en noviembre de 2017 en Aranda de Duero (Burgos). La Audiencia Provincial de Burgos les ha impuesto a cada uno de ellos 38 años de cárcel, aunque no cumplirán más de 20, según lo dispuesto en el Código Penal.
Un día después de conocer su condena, Víctor Rodríguez reconoce a NIUS en una entrevista telefónica que está "muy mal": "Llevo toda la noche dándole vueltas. Intentando entender la sentencia y es que no me entra en la cabeza. Ni a mí, ni a todos mis amigos, ni a mi familia, ni a toda mi gente cercana. No le veo la explicación. Aquí lo que ha habido es una sentencia social por toda la presión mediática, de la gente y de las asociaciones feministas que hay".
Aquí lo que ha habido es una sentencia social por toda la presión mediática, de la gente y de las asociaciones feministas que hay
La sentencia de la Arandina ha aplicado la doctrina de la cooperación necesaria. Es decir, cada uno de los acusados ha sido condenado a 14 años como autor de la agresión cometida por él mismo y a otros 24 como cooperador de la realizada por los otros dos (12 por cada uno). Una doctrina que se aplica por primera vez en el caso de una violación múltiple.
En la sentencia del caso de la manada de los Sanfermines, sus miembros fueron condenados a 15 años de prisión. Entonces el Tribunal Supremo señaló que se había incurrido en un error de calificación jurídica de los hechos: "La correcta calificación hubiera sido considerar a los acusados autores y partícipes de una pluralidad de delitos de agresión sexual".
El ex jugador de la Arandina señala que nada de ese caso tiene que ver con ellos. "Nos han hundido. Somos unos cabezas de turco, por así decirlo. Estamos pagando la resaca de las demás manadas sin haber hecho nada. Está claro: creen la palabra de la chica contra la nuestra. Todos los testigos han declarado a nuestro favor, las pruebas de ADN han dado negativo, pero eso no sale en la sentencia. Hay muchas teorías y yo tengo la mía: 'Mira, son jugadores, estoy despechada, yo creo que tienen mucho dinero, si les denuncio puedo sacar tajada'. No veo otra explicación".
Porque el condenado insiste en que aquella noche “no ocurrió absolutamente nada” en la casa que los tres exjugadores compartían en Aranda de Duero (Burgos). Pero la sentencia asegura que sí. Que lo que ocurrió fue "intimidación ambiental": "Estando en el salón la menor y los tres acusados, los cuales eran conocedores de su minoría de edad, alguno de ellos apagó todas las luces de la estancia y procedieron a desnudarla, quitándole la ropa, salvo las bragas, ella se cruzó los brazos y no supo cómo reaccionar, quedándose paralizada" ante lo cual ellos procedieron a agredirla sexualmente.
Dice también Víctor Rodríguez que tampoco sabían que la chica era menor de edad. "No la conocíamos absolutamente de nada. Yo cuando llegué al piso, la vi por primera vez en mi vida. ¿Cómo iba a saber la edad que tenía?". Pero el tribunal insiste una y otra vez en la sentencia que los tres jóvenes eran conocedores de que tenía 15 años. "Iba al colegio con uniforme y su madre y otros testigos se lo habían dicho", recoge la sentencia.
Estábamos de cachondeo puro. Somos chavales jóvenes y somos bastante tontos. La broma va a salir cara
Cuando se le pregunta por los whatsapp del día anterior del chat Trupe, en el que hablan de los encuentros sexuales que los tres han mantenido con la chica y que han sido recogidos en la sentencia (aunque sin declarar acreditado si lo relatado pudiera haber ocurrido en la realidad), Víctor Rodríguez es tajante: "Estábamos de cachondeo puro. Es que se ve, cualquier lo ve… Somos chavales jóvenes y somos bastante tontos. Estábamos vacilando pero la broma va a salir bastante cara. Muy cara, por desgracia. Nunca piensas que te va a pasar algo así. Yo nunca le he hecho mal a nadie. Yo tengo mi novia y la trato mejor que a nadie. Yo tengo las cosas bastante claras. Nunca pensé en verme en una situación así. Todos los mensajes en el whatsapp los podría haber borrado perfectamente. ¿Pero por qué los iba a borrar si yo sabía que no había hecho nada malo?".
Las investigaciones del caso Arandina comenzaron a raíz de una llamada de los padres de la menor agredida a la Fundación ANAR, una ONG que atiende a menores en situación de riesgo, después de que la joven le hubiese confesado a su psicóloga la agresión que había sufrido. "Ella es menor de edad y vale mucho más lo que dice que lo que decimos nosotros. Pero bueno, yo confío en todas las pruebas a nuestro favor, lo que pasa es que no se ha querido ver", asegura en la entrevista Víctor Rodríguez.
"La chica se escribía con Carlos, que yo sepa. Yo nunca estuve con ella, ni sabía nada. No la había visto nunca. Pero bueno, esto ya lo hemos dicho en el juicio y ya está enjuiciado. Tampoco hay que decirlo mucho más. Es ella la que ha cambiado la versión. Tú cuando mientes, al final mientes sobre mentiras y te vas a contradecir, eso es así, es natural. Y es lo que le ha pasado, que ha dicho varias versiones distintas, ya no sabe ni qué decir. Es una montaña de mentiras, es una locura”, señala.
El tribunal atribuye la disparidad de versiones de la menor a su falta de madurez
La condena se fundamenta en el testimonio de la víctima, pese a que la menor ofreció versiones contradictorias de lo ocurrido según hablara con personas de su confianza o no: "A unos testigos de referencia, les contó que los hechos habían ocurrido voluntariamente y a otros que habían sido en contra de su voluntad".
El tribunal atribuye la disparidad de versiones a su falta de madurez. "No miente sobre los hechos expuestos, solamente que teniendo un sentimiento de culpabilidad por lo acontecido en el piso de los acusados [...] no deseaba que aquellos conocidos, con los que tenía menos confianza, supieran la verdad de lo ocurrido, de tal forma que optó por decirles que había realizado los actos sexuales de forma voluntaria, e incluso alardear de ello. Sin embargo ante aquellas personas, familiares o que tenía mayor confianza, mantuvo que los actos sexuales no habían sido consentidos por ella".
Tras la denuncia, el club de fútbol Arandina dio de baja de forma inmediata y definitiva a los tres acusados. Víctor, natural Ponferrada (León) llevaba sólo cinco meses en el club. A día de hoy, la relación con su otros dos compañeros se mantiene intacta. "Nos llevamos muy bien, tenemos muy buena relación. Nuestras familias también se llevan muy bien y estamos muy unidos. Esto es un golpe que te da la vida. Nos ha tocado vivir esto como le podría haber tocado a otro chaval por ahí. Pero no vamos a caer en esto momento, lo tenemos claro los tres", señala.
Hemos estado en la cárcel sin pruebas tres meses casi. Entramos tan jóvenes que entonces pensé que nos iban a pegar y nos iba a pasar de todo
Los acusados fueron enviados a prisión dos días después de su detención y permanecieron allí durante tres meses hasta que fueron puestos en libertad bajo fianza y con cargos, en marzo de 2018. Ahora están a la espera de la 'vistilla' ante el juez que debe decidir si vuelven de manera preventiva a la cárcel hasta que la sentencia sea firme. "Hemos estado en la cárcel sin pruebas tres meses casi. Entramos tan jóvenes que entonces pensé que nos iban a pegar y nos iba a pasar de todo, porque te están acusando de algo muy grave. Pero fue lo contrario, nos dieron el beneficio de la duda. Todos los presos nos apoyaron y nos arroparon", confiesa.
Sus abogados han anunciado que recurrirán la sentencia ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. "Sí, vamos a recurrir. Esto se tiene que ganar, sea como sea. Miedo de ir a prisión por no hacer nada. Nos están acusando de lo más grave y de lo más feo que hay. Que el que lo haga, que lo pague de verdad. Pero si no lo haces, pues, no. Tenemos todo encima de la mesa. Y eso lo tienen que ver los jueces".
La justicia tiene, de nuevo, la palabra.