La 'Pompeya vettona' de Ávila en peligro: el fuego arrasa el manto vegetal que cubría la ciudad celta


El castro, de la Edad del Hierro, es uno de los asentamientos célticos más importantes de Europa
Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1986
Las llamas han consumido el manto vegetal que lo cubría exponiéndolo a la erosión y a los expolios
El incendio que comenzó el pasado domingo, 15 de agosto, en Navalacruz (Ávila), el más extenso de España de este verano, ha alcanzado el yacimiento arqueológico vettón de Ulaca, uno de los más importantes de Europa. "La suerte es que es una ciudad de piedra", ha destacado el director del Proyecto Ulaca.
Las piedras han resistido al fuego, pero la vegetación, que juega un papel importante, ha quedado consumida por las llamas. "El mayor peligro que ahora mismo tiene el patrimonio arqueológico es la pérdida de la cubierta vegetal y lo que eso supone en cuanto a la exposición a la erosión y a los expolios", ha explicado Juan Pablo López, arqueólogo del proyecto Terra Levis y del Museo Abierto de las Sierras de Ávila y Valle Amblés (Masav).
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La necrópolis de Ulaca, en el término municipal abulense de Solosancho, se encuentra en el gran perímetro del incendio de Navalacruz, donde la milenaria piedra ha resistido al fuego en un entorno donde toda la vegetación se ha convertido en tonos negros y grises por culpa de las llamas.
El fuego ha calcinado desde el fin de semana más de 22.000 hectáreas de la provincia de Ávila, según el sistema satelital Copernicus, entre las que se encuentra este espacio situado a 20 kilómetros de Ávila capital en un cerro a 1.500 metros de altitud.
El castro, que data de la Edad del Hierro, es la necrópolis vettona más importante y uno de los asentamientos célticos más relevantes de Europa. Ocupa setenta hectáreas y llegó a contener 300 viviendas. Es conocido como la Pompeya vettona. En 1931 fue declarado Conjunto Histórico-Artístico y en 1986, Bien de Interés Cultural (BIC).
Tras el paso del fuego, las rocas no se han visto dañadas, al menos "los grandes hitos" del lugar, que son los monumentos rupestres más emblemáticos, como el altar, la sauna y el torreón, que se encuentra en proceso de excavación y cuyos trabajos de este año acabaron hace unas semanas, según ha explicado el arqueólogo Juan Pablo López, responsable de Terra Levis y MASAV (Museo Abierto de las Sierras de Ávila y Valle Amblés).
"Muchas veces de la desgracia hay que buscar la oportunidad, que está en hacer una documentación rigurosa de todas las estructuras existentes y unas buenas planimetrías para, dentro de lo que cabe, minimizar los daños", ha explicado el experto.
López propone llevar a cabo "medidas urgentes orientadas a la conservación de ese patrimonio y a la restauración de la infraestructura turística de toda la sierra", que tiene en el turismo un importante generador de ingresos.
También queda por valorar "cómo pueden haber afectado a elementos del arte rupestre, ya que una exposición a altas temperaturas puede cuartear el granito, que es el material del que está formado la mayor parte de la Paramera", ya que "si ha tenido una exposición prolongada al fuego se puede haber visto seriamente dañado".
Además es necesario observar si durante las tareas de extinción "se han podido ver perjudicados algunos de los yacimientos arqueológicos que están catalogados y otros que están sin catalogar".