Supervivientes del cáncer de mama compiten en un campeonato europeo de piraguas en Sevilla

“El deporte nos hace tener ganas de levantarnos, nos motiva", relata Rocío, una de las veteranas
El BCS Sevilla Dragon Boat entrena dos veces a la semana en el Guadalquivir: "La medalla ya la llevamos puesta"
El Campeonato de Europa de Clubes se celebra en Sevilla del 25 al 28 de julio
Aquella calurosa noche sevillana Rocío era un manojo de nervios. Había organizado una cena familiar junto a su marido y sus dos hijos, que viajaban desde Barcelona para reunirse con sus padres y disfrutar de una noche en familia. Buscó el momento, confiesa, tras darle mil vueltas a la cabeza. Y ese momento llegó allí, en casa, sentados en la mesa: “Tengo algo que deciros”. Así confesó esta luchadora a su familia que le habían detectado un cáncer de mama. “Hablamos, reímos, lloramos y nos abrazamos”. La crónica de una noche que cambiaría sus vidas para siempre, y no necesariamente para mal.
Corría el año 2017 cuando Rocío acude a una revisión médica aquejada de un cansancio permanente que sufría desde hace algún tiempo. Para nada se iba a imaginar el diagnóstico con el que saldría de aquella consulta. Desde el primer momento lo tuvo claro: “Me preocupaba más cómo dar la noticia a los míos”, recuerda.
Fue un mal trago, pero lo peor estaba por llegar, y es que Rocío entró de lleno en una fase de negación: “Busqué tres médicos distintos y ninguno me servía. Ahora creo que lo que me pasaba es que no quería escucharlo”. Hoy, a sus 57 años, lleva dos sin tener noticias del tumor y se vuelve a considerar una guerrera.
Esta sevillana reconoce que en su día se le bajaron las persianas, pero ahora la luz ha vuelto a su vida gracias al deporte y sus compañeras: 17 supervivientes del cáncer de mama que desde el 25 al 28 de julio compiten en el Campeonato Europeo de Clubes de dragón boat, una modalidad de piragüismo con más de 2.000 años de antigüedad. Un reto, dicen, a la altura del que cada una lleva a sus espaldas.
El deporte es vida
La idea nació de Ángeles del Valle, presidenta y fundadora del BCS Sevilla Dragon Boat, el equipo que ha reunido el coraje de 18 auténticas heroínas. Algunas de ellas eran piragüistas profesionales, como la propia Ángeles, que lanzó un mensaje por radio y redes sociales que fue llegando a los oídos de estas mujeres.
Otras, como Rocío, no habían hecho deporte nunca, y esa precisamente es la magia de este equipo, aunar historias de vida tan dispares bajo el mismo objetivo: gritar alto y claro que el cáncer se supera. “El deporte nos hace tener ganas de levantarnos, nos motiva y nosotras nos nutrimos con nuestras historias”, relata Rocío, una de las veteranas del conjunto.
Ella acudió a la llamada de Ángeles en enero y, desde entonces, no ha dejado de entrenar. Lo hace dos veces a la semana en las aguas del Guadalquivir, convertido en un río de vida para la ocasión. Mes tras mes se fueron incorporando las otras compañeras, y ahora todas ellas afrontar con nervios y motivación este campeonato. “La medalla ya la llevamos puesta, lo que venga después bienvenido será”, dice Rocío, imaginando la posibilidad de obtener alguna medalla en su categoría, BCS (siglas de Supervivientes Cáncer de Mama en inglés).
La piragua se ha convertido en su válvula de escape a una montaña rusa de emociones en que se ha convertido su vida. “En cada revisión viene el miedo, la rabia, la incertidumbre”. Son tres revisiones médicas cada tres meses durante los cinco años siguientes a la intervención quirúrgica. Así lleva Rocío desde 2017, y confiesa que aunque se considera una mujer valiente y guerrera, hasta que no tocan fondo no remontan el vuelo: “Hasta que no caes en una depresión profunda no tienes derecho a asistencia sanitaria pública, y no todas podemos pagar un tratamiento psicológico”. Por eso, Rocío y sus compañeras piden que la suya sea reconocida como “una enfermedad de las emociones”, y se les proporcione asistencia multidisciplinar, incluida la psicológica.
La lucha de estas dragonas va mucho más allá de remar a lo largo y ancho del Guadalquivir. Va de superar una enfermedad y no caer en el intento. No es fácil, pero a ellas el deporte les ha sacado de un bache anímico y les puede catapultar a un olimpo de superación.