El terrible testimonio de una menor que sufre 'bullying': "No puedo salir sola a la calle"

La joven tuvo que cambiar de instituto y de lugar de residencia, pero el miedo persiste
La joven relata las diferentes y complicadas situaciones que ha vivido en el último año y medio
María (nombre ficticio para proteger su identidad) es una joven que está viviendo un auténtico infierno en un pequeño pueblo de Galicia. Para mantener el anonimato no ofreceremos datos de la localización. La joven de 17 años apenas puede pisar la calle sin sentir miedo. Se trata de un caso de bullying con amenazas y capítulos desagradables que narra su protagonista en primera persona, un día después de que su madre denunciase en NIUS su caso.
Todo comenzó hace un par de años. Vanesa, la madre de la joven, relata que “al principio mi hija recibía pequeños insultos, empujones tontos y situaciones que no parecían muy graves”. Sin embargo todo cambió hace un año. En el autobús escolar María recibió una patada en su cuerpo y le rompieron el móvil al intentar sentarse en la única butaca que estaba libre. En ese instante comenzó un calvario que todavía persiste en la actualidad.
María empezó a sentirse sola y a recibir el vacío por parte de sus compañeros y amigos de toda la vida. “Me sentía frustrada y no sabía qué hacer ni cómo reaccionar. Desde lo del autobús todo fue a peor. Un día en el supermercado me persiguieron y tuve que salir corriendo”. La joven asegura que se siente sola y amenazada y sueña con que esta pesadilla termine de una vez.
Su madre ha interpuesto varias denuncias pero los hechos todavía se investigan. María apenas sale a la calle y cuando lo hace no puede evitar girarse constantemente por miedo a lo que le pueda pasar. Son secuelas que no logra quitarse por ahora ni siquiera con la medicación, ya que la experiencia vivida sigue muy presente.
La pena y la tristeza han dado paso al miedo. Un miedo que vivió María en primera persona. Una de las pocas amigas que tiene en la actualidad la animó para ir a pasar el día a un río junto a unos amigos. Todo parecía normal hasta que en un momento dado su presunta agresora apareció junto a un grupo de amigos. Hubo amenazas y amago de violencia física, pero una llamada a la Guardia Civil provocó la huida del grupo en coche. Unos minutos más tarde, ya con María junto a su madre, la Guardia Civil detuvo el vehículo y llevó a cabo un registro. En él descubrieron un cuchillo que heló los pensamientos de María. “Eran siete personas contra mí. Tenía miedo. Sentí rabia. Me pregunto qué habría pasado si no llega a venir la Guardia Civil. A partir de ahí llegaron amenazas de muerte. Solo quiero que acabe esta historia y poder seguir adelante, pero por ahora no se toman medidas y no sé cuanto va a durar”.