Un niño valenciano 'vende' el bar de Vallanca, su pueblo de 130 habitantes


El Ayuntamiento de Vallanca (Valencia) ha lanzado una oferta para hacerse con la explotación de un bar con alojamiento y alquiler de bicis
El pueblo está enclavado en la Sierra Grossa, una bonita zona rural en el Rincón de Ademuz, donde tras el confinamiento han llegado nuevas familias en busca de tranquilidad
NIUS ha hablado con Bernardo, que lleva explotando el negocio hace casi un año y asegura que “es muy complicado, hay muchos gastos y pocos clientes”
Huir de la gran ciudad y vivir en un pueblo, en contacto con naturaleza, se ha convertido en uno de los grandes sueños de muchos españoles desde que estalló la pandemia de coronavirus.
Sin embargo, son pocos los que pueden dar ese gran salto para cambiar su forma de vida. Uno de los principales problemas para hacerlo es encontrar un trabajo en la España rural, que lleva años perdiendo población ante la falta de oportunidades laborales.
Una de esas escasas oportunidades la ofrece el ayuntamiento de Vallanca, un pequeño pueblo de 130 habitantes enclavado en plena naturaleza, en la Sierra Grossa, en el interior de la provincia de Valencia, que ha sacado a concurso la explotación de un alojamiento rural municipal que cuenta con un restaurante y un local para alquiler de bicicletas.
Una oferta que se ha hecho viral a través de las redes sociales, después de que una mujer, que acaba de comprar una vivienda en el pueblo en busca de tranquilidad, subiera a su cuenta de Twitter un vídeo, en el que su hijo cuenta cómo es el negocio. “Mola bastante porque tiene esta terraza con seis mesas, por dentro está súper lleno, pero se lleva bien y también tiene un sitio de hotel y una plaza ahí abajo donde pueden jugar los niños. Aquí se pueden alquilar bicis BTT y tiene esta placita de los gatos que te puedes coger un helado y comértelo y el sitio es precioso".
Una descripción que ha despertado el interés de miles personas de toda España, e incluso de fuera de nuestras fronteras, que buscan una oportunidad así.

La oferta del ayuntamiento
La oferta se puede consultar en la página web del ayuntamiento de Vallanca, que la sacó a concurso el pasado 15 de octubre y que permanecerá abierta hasta el próximo 23 de noviembre. "Es una concesión, pagas un tanto al año, como un alquiler, con unas condiciones que pone el pueblo de horarios y servicios mínimos ... Luego, lo que le ganes", explica en su cuenta de Twitter la mujer que ha subido el vídeo, que también señala que “está todo montado, solo hay que currar”, y advierte que no todo es idílico porque "el trabajo hay que inventárselo, como en todas partes. Eso queremos: gente con ganas e ideas que sepa apreciar y hacer cosas con la materia prima de aquí".
Un negocio difícil de sacar adelante
“El que tiene el bar se va a ir porque lleva aquí trabajando muchísimo tiempo”, dice el niño en el vídeo viral. Y el que lleva el bar es Bernardo, con el que ha contactado NIUS, pero no explota el negocio desde hace tanto tiempo, apenas 11 meses. Llegó junto a su familia con toda la ilusión de empezar una nueva vida. No hizo caso ni a las advertencias de los anteriores gestores, que asegura que tuvieron que dejarlo por las pérdidas económicas que acumulaban. En su caso, no ha llegado a perder dinero, pero las ganancias son mínimas, y por ese motivo abandona la concesión a finales de noviembre, cuando acaba su contrato. “Esto es muy complicado de llevar. Hay muchos gastos y pocos clientes. Ahora mismo estoy en el bar y no hay nadie y no se alquila ni una bicicleta”, explica Bernardo, que asegura que, además de los 3.000 euros que tuvo que pagar para quedarse la explotación por un año, “se paga mucho de luz y de seguros, y menos mal que nosotros somos familia y no hay que pagar sueldos, porque si no es imposible, aquí solo viene algo de gente los fines de semana y no se saca suficiente dinero”.
Otro de los principales problemas con los que se ha encontrado Bernardo es la caída drástica del turismo provocada por el coronavirus, aunque explica que “ya antes del confinamiento había poco movimiento”, por lo que recomienda al ayuntamiento que “baje el importe” que hay que pagar para quedarse con la explotación, si quiere que el siguiente en llegar pueda mantener el negocio.