Xabier Urra, neurólogo: "La contaminación favorece la aparición del ictus, el párkinson y el alzheimer"

A partir del 1 de enero de 2020, los vehículos más contaminantes tienen prohibido circular por Barcelona
El especialista en neurología del Hospital Clínic celebra la medida municipal, pero lamenta que éste "no es un problema local, sino global"
Estudios recientes vinculan el aumento de la contaminación del aire con una mayor posibilidad de sufrir un ictus
Desde este 1 de enero los vehículos más contaminantes no pueden circular dentro de la zona de bajas emisiones de Barcelona. Una ciudad que, apremiada por las 351 muertes prematuras provocadas por la contaminación de sus calles (según datos del Ayuntamiento), busca rebajar la cantidad de partículas nocivas suspendidas en el aire. Precisamente, la Sociedad Española de Neurología, en un informe recogido por el Hospital Clínic de Barcelona, indica que el 30% de los ictus que se producen cada año son atribuibles a la contaminación ambiental. Ante esta situación, Xabier Urra, especialista en neurología e investigador de este hospital barcelonés ha atendido las preguntas de NIUS.
Pregunta: ¿Cómo afecta la contaminación de las grandes ciudades en nuestra salud?
Respuesta: Parece lógico que la polución pueda agravar y producir sobre todo enfermedades respiratorias porque precisamente accede al cuerpo a través de las vías respiratorias, pero estudios recientes concluyen que la exposición a ambientes contaminados afecta aún más al sistema cardiovascular. Es decir, la polución perjudica la salud de nuestras arterias y, en consecuencia, la vascularización de la sangre, cosa que puede provocar efectos muy negativos en el cerebro.
P: Y ese impacto en el cerebro puede comportar enfermedades como…
R: Como ictus, sobre todo. El cerebro es especialmente vulnerable a la contaminación porque la correcta circulación de la sangre es vital para este órgano, que es como un 'Ferrari': consume una quinta parte de toda la sangre que circula en nuestro cuerpo. También por eso la contaminación puede favorecer la aparición de enfermedades crónicas como el párkinson o de demencias como el alzheimer.
P: Algunos estudios indican que hay casos de ictus que aparecen en personas cada vez más jóvenes. ¿Podemos atribuirlos a la contaminación?
R: Es cierto que cada vez hay más casos en total, pero porque la población envejece más. Sin embargo, sí que algunos datos muestran que la población joven está sufriendo más ictus de lo que podríamos esperar, aunque no se conocen las causas. Lo que nos hace pensar que puede ser consecuencia de la contaminación es que ésta también ha aumentado y que otros factores de riesgo como la hipertensión o la diabetes ahora se controlan más que antes, por lo que no son atribuibles. Y aunque los hábitos que seguimos son más sanos, no puedes elegir el nivel de contaminación de la ciudad en la que vives.
P: El 1 de enero de 2020, Barcelona implanta su zona de bajas emisiones, que excluye los vehículos más contaminantes del tráfico rodado. ¿Es una buena noticia?
R: Sí, para mí es una medida que va en la buena dirección. Las partículas más nocivas suspendidas en el aire son las más finas, las más pequeñas, aquellas llamadas PN 2,5. Estudios recientes demuestran que un aumento de 10 microgramos de estas partículas en el aire aumenta el riesgo de sufrir un ictus entre un 11 y un 20 %. Y como gran parte de estas partículas (un tercio en algunas zonas de la ciudad) provienen de la combustión del diesel, la ZBE contribuirá a limpiar el aire de Barcelona.
P: Pero…
R: Pero me temo que será insuficiente. De todas maneras, habrá que esperar para relacionar cuánto bajan los índices de contaminación ambiental y cuánto disminuye la incidencia de ictus. Lamentablemente, éste no es un problema local, sino global. Cada año, se producen 3.000 muertes en Europa y en los Estados Unidos por contaminación generada en Asia, pero mueren muchas más personas en Asia por la contaminación que se produce al generar los productos que luego se consumen en todo el mundo. Es decir, es un problema global, por lo que no se solucionará con medidas locales.
P: Entonces, qué consejos da a los ciudadanos de las grandes ciudades para prevenir estas enfermedades derivadas de la contaminación?
R: Es importante saber que el 80 % de la salud vascular cerebral depende de los hábitos de vida y no de las pastillas que te receta el médico una vez diagnosticada una patología. Eso es algo bueno, ya que significa que podemos hacer esfuerzos para evitar sufrir este tipo de enfermedades. Y aquí es importante una dieta sana y mediterránea, que es la más protectora frente a ictus y a infartos de miocardio. Pero también es necesario hacer ejercicio físico, concretamente aeróbico, como ir en bicicleta o correr.
P: ¿Y no es peligroso hacer deporte al aire libre en ciudades con contaminación ambiental?
R: Ese es el único 'pero'. Algunos estudios indican que puede ser perjudicial hacer ejercicio físico en exterior durante los dos picos de contaminación del día, que coinciden con los momentos de mayor volumen de tráfico de vehículos en las ciudades. Por eso es recomendable evitar hacer deporte al aire libre en esos dos momentos del día.
P: Para terminar, ¿qué es lo que más le preocupa del impacto de la polución en la salud?
R: Sin duda, que afecta a los procesos básicos de muchas enfermedades. Es decir, que estos procesos no son exclusivos de una patología en particular, sino que es un fenómeno dañino que afecta a la mortalidad de las células no sólo del cerebro, sino de todo el cuerpo, por lo que además de favorecer la aparición del ictus, también puede comportar complicaciones vasculares en las extremidades inferiores, infartos de miocardio, enfermedades respiratorias o incluso cáncer.