Con los restaurantes cerrados por la pandemia, la venta 'online' salva al espárrago de acabar en un bote

La temporada del espárrago, que no dura más de tres meses, coincide con la crisis del coronavirus, que ha cerrado los restaurantes, su salida natural
El productor Luis San José, de Tudela de Duero (Valladolid), presume de "una excelente cosecha": "Tiene pocas calorías y muchos beneficios"
La campaña del espárrago arrancó casi al mismo tiempo que el inicio de la pandemia. La crisis sanitaria ha puesto a prueba a un sector cuyas ganancias dependen de una cosecha que solo se produce durante 3 meses al año, justo desde que el coronavirus llegó para quedarse.
“Comenzamos pronto a recoger, como a mediados de febrero, gracias a la buena climatología. De repente, se nos vino encima una situación que va a ser muy complicada de enmendar. Nos planteamos incluso abandonar. Sin duda, acabaremos con pérdidas”, reconoce Luis San José, responsable de La Huerta de Luis San José, en Tudela de Duero, Valladolid.

San José produce anualmente cerca de 90.000 kilos de espárrago blanco, “cien por cien ecológico, de calibre medio y sabor dulce” en un terreno de 25 hectáreas. Dada la calidad de su espárrago, la mayor parte de sus clientes son restaurantes, muchos de ellos con estrellas Michelín, que hoy permanecen cerrados. “La apertura de un 30% de aforo anunciada por el Gobierno no va a servir de mucho. Es verdad que algunos nos han llamado porque abrirán la terraza, pero la mayoría no lo ve claro. No les sale a cuenta la apertura con tan poco espacio”, advierte este productor.

Espárragos en conserva
Paralizado el envío del espárrago a los restaurantes, los productores han tenido que buscar nuevas líneas de comercialización para “dar salida a la espectacular cosecha” de 2020. “Hemos tenido que adaptarnos sobre la marcha. Nuestro producto es delicado y se consume al momento. No nos ha quedado más remedio que venderlos a la industria conservera para no perder la producción, aunque pague mucho menos”, asegura.

La venta 'on-line' y el reparto a domicilio de espárragos han empezado a activarse en los últimos días de confinamiento. Luis también lo ha notado “ligeramente”. “Cada vez recibimos más pedidos de particulares. El espárrago no es un alimento de primera necesidad y al principio no era muy demandado. Sin embargo, ahora parece que la gente tiene cada vez más ganas de comer sano y variado, de darse un homenaje. Qué mejor que nuestro producto, que es diurético, tiene pocas calorías y muchos beneficios”, afirma.

Luis espera que estos esfuerzos enjuguen las pérdidas de la que parecía ser “una excelente cosecha” que truncó la irrupción del COVID-19.