Duffy revela los detalles de su secuestro y violación: "Me llevó en un avión a otro país, quería matarme"

Un mes después de desvelar el motivo por el que estuvo 10 años alejada de la música, la cantante de 'Mercy' confiesa ahora todo lo que sufrió y cómo consiguió salir de ello
En un texto publicado en su web, Duffy cuenta que la drogaron en su cumpleaños y temió por su vida durante su cautiverio
Lo contó a la policía y logró superarlo con ayuda de una psicóloga: "Ahora ya sabéis lo que pasó, me siento libre"
Cinco semanas después de confesar que había sido drogada, secuestrada y violada, la cantante Duffy reveló este domingo los detalles de este oscuro secreto de su pasado que la alejó de la música durante 10 años.
La artista galesa que se hizo famosa en 2008 por el hit mundial Mercy (tres premios Brits y un Grammy), ha contado que tuvo pensamientos suicidas después de la terrible experiencia que vivió durante cuatro semanas.
Duffy (35 años) fue secuestrada mientras celebraba su cumpleaños en un restaurante y llevada a un país extranjero. Temió por su vida en todo su cautiverio, estuvo traumatizada mucho tiempo después y agradeció a su psicóloga por salvarla.
Así lo cuenta en un texto de siete páginas publicado en su web duffywords.com, y explicó: "Era mi cumpleaños, me drogaron en un restaurante, y viajé a un país extranjero donde estuve cuatro semanas”.
La cantante dice “no recordar haber subido al avión”, pero sí cuando “me encontré en la parte trasera de un vehículo en marcha. Me pusieron en una habitación de hotel y el autor regresó y me violó".
"Recuerdo el dolor y traté de mantenerme consciente en la habitación después de que pasara. Estuve atrapada con él otro día, no me miró, tenía que caminar detrás de él, estaba algo consciente y retraída”.
Duffy intentó escapar de su secuestrador y violador, según su relato. "Contemplé huir a la ciudad o un pueblo vecino, mientras él dormía, pero no tenía dinero en efectivo y temía que llamara a la policía por mí, por huir, o que me matara; seguí mis instintos".
"No sé cómo tuve la fuerza para soportar esos días, sentí la presencia de algo que me ayudó a seguir con vida".

Duffy recuerda el "vuelo con él de vuelta, me mantuve tranquila y tan normal como alguien podría en una situación como esa, y cuando llegué a casa, me senté, aturdida, como una zombie. Sabía que mi vida estaba en peligro inmediato, hizo confesiones veladas de querer matarme”.
"Con la poca fuerza que tenía, mi instinto era correr, correr y encontrar un lugar donde vivir que él no pudiera encontrar”.
Duffy tiene lagunas de memoria, provocadas presuntamente por las sustancias que le administraron. "El secuestrador me drogó en mi propia casa en las cuatro semanas posteriores, no sé si me violó allí durante ese tiempo, solo recuerdo haber estado en un automóvil en el país extranjero”.
La cantante cree que en el extranjero no fue drogada. “Me lleva a pensar que me dieron una droga de clase A y que no podía viajar con ella”.
Se las arregló para escapar, pero vivió petrificada durante años, aunque finalmente fue a la policía. "Lo conté a dos mujeres agentes, está registrado", afirma Duffy. "La identidad del violador solo debe ser manejada por la policía, y eso es entre ellos y yo".
Duffy dice que por un tiempo se planteó cambiar su identidad para "desaparecer en otro país y tal vez convertirse en una florista o algo así, para poder dejar atrás el pasado con una nueva vida y no molestar a nadie más con eso, para llevarlo sola".
Pero el aislamiento de la actual pandemia de coronavirus le ha servido como catalizador para difundir su historia.
Tras decidirse a contar esta traumática experiencia, Duffy insiste en que hoy no estaría viva si no fuera por su terapeuta. "La primera persona a la que le conté lo que pasó fue una psicóloga, meses después, una británica experta en trauma complejo y violencia sexual.
No fue fácil al principio, recuerda. “No pude mirarla a los ojos durante las primeras ocho sesiones, el contacto visual fue algo con lo que tenía que luchar”.
Duffy ha decidido contar su terrible historia porque "ya no se avergüenza de que algo me hiriera profundamente". “Estaba cansada de esconderme. Nunca me sentí libre o sin carga. Me había enredado con mi historia como un oscuro secreto. Me hizo sentir sola y sola”.
Lo cuenta ahora por su vida y “por la vida de otros, que han sufrido lo mismo". “Ahora puedo dejar atrás esta década, que pertenece al pasado".
Duffy confía en que esto zanje de una vez por todas las especulaciones sobre qué pasó con ella en todos estos años que llevaba desaparecida de la música y la vida pública. "Ahora ya lo sabes, y me siento libre".
Duffy, desaparecida en plena cresta de la ola
En 2008, el single Mercy de Duffy estuvo cinco semanas en el top de las listas británicas y se convirtió en la tercera canción más vendida del año.
Su álbum debut, Rockferry, también fue un éxito masivo en Europa y Estados Unidos, vendiendo 9 millones de copias en el mundo. Ganó un Grammy y varios Brit Awards, entre ellos a mejor álbum británico y mejor solista femenina.
Su siguiente álbum, Endlessly, lanzado en 2010, representó un salto estilístico hacia una producción más moderna y no fue tan bien recibido, llegando al número 9 en el Reino Unido.
A medida que pasaron los años sin signos de Duffy en público, los periodistas comenzaron a especular sobre qué había podido pasar con ella. Entonces, dijo a un medio galés: "Pensé en irme, realmente lo hice; extrañé las cosas simples de la vida. La vida se había vuelto tan complicada", dijo.
Duffy hizo pequeños trabajos cinematográficos, en las películas Patagonia (2010) y Legend (2015). En 2013, apareció en el Beacon Theatre de Nueva York como parte de un homenaje a Edith Piaf. En 2017 reapareció fugazmente en redes sociales, prometiendo "verte, con algo nuevo, en algún momento pronto". Los medios seguían intentando saber qué había pasado con ella. "Si Duffy no quiere que la encuentren, no la encontrarán", decían sus allegados.