La familia que estuvo tres años en autocaravana: de vivir por el mundo al encierro en casa


A los cinco meses de volver a España y recuperar la normalidad, la crisis del coronavirus los obliga a vivir confinados en casa
La vuelta al mundo les ha servido para afrontar el confinamiento: "Estamos acostumbrados a vivir con poco y en poco espacio"
Nati, Javi y sus dos hijos de siete y nueve años decidieron dejarlo todo e irse a dar la vuelta al mundo en autocaravana. Durante tres años, recorrieron setenta mil kilómetros, visitaron cuatro continentes y medio centenar de países. Hace cinco meses, esta familia sevillana regresaba a casa. Volvían a la rutina de horarios, trabajos, clases o tener cerca a sus familiares. Pero la normalidad les ha durado poco.
Después de tres años viviendo por el mundo, la crisis del coronavirus los obliga, como al resto de españoles, a estar encerrados en casa. Podría parecer complicado para una familia acostumbrada a la sensación de libertad, sin embargo, sus más de mil días lejos de casa les están ayudando a sobrellevarlo. “El viaje nos ha enseñado a adaptarnos a todo”, nos cuenta Nati. Y eso es, precisamente, lo que hacen.
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Están acostumbrados a vivir con lo estrictamente necesario. Saben lo que es no tener un baño, agua corriente o determinados alimentos. Durante mucho tiempo han vivido al día y sin apenas espacio. Algo muy similar a lo que ahora todos estamos experimentando. “La resiliencia que hemos practicado en el viaje, ahora nos está sirviendo de mucho”, reconoce Nati. Y aunque echan de menos la carretera y la libertad de dejarse llevar, la vida en doce metros cuadrados les ha curtido ante las adversidades.
Una oportunidad para un cambio de vida
Cuando decidieron emprender la aventura lo dejaron todo atrás. Casa, familia, trabajo. Ella su puesto indefinido como consultora; y él, constructor, cerró su empresa que no iba bien. “Era el momento oportuno y había que arriesgarse”. Para ellos, el viaje fue una oportunidad que les dio la crisis. Un cambio de vida. Ahora, ante esta situación, animan a la gente a ser positiva. “Quizá es una oportunidad para hacer cosas que hasta ahora no hemos podido”, insiste.
Menos trabajo, pero también menos gastos
Para Nati, el teletrabajo tampoco es nuevo. Es su rutina. Tras la vuelta a España, ha puesto en marcha la web autocaravanaenfamilia.com, en la que asesora a familias que se quieren embarcar en la misma aventura. Javi consiguió un empleo, como constructor, en Mallorca pero con la crisis del coronavirus ha tenido que dejarlo por miedo a no poder volver a la península. Un revés en la economía familiar que, sin embargo, confían en superar.
Ellos son ya unos expertos en hacer cuentas. Para costear la vuelta al mundo vendieron una segunda residencia. Con eso consiguieron sufragar el viaje y, aunque la vida sobre ruedas es mucho más barata que la tradicional, durante el confinamiento, se consuelan, también se gasta menos. “Lo que vamos a dejar de ingresar también lo dejamos de gastar”, afirma Nati, siempre positiva. Confía en salir adelante con los ahorros y esperar que, tras la crisis y como la otra vez, salga algo. “Cuando volvimos del viaje, ya vivimos esa incertidumbre de no saber qué hacer ni a qué dedicarnos”, reconoce.
De nuevo, profesores de sus hijos
Ser constantes y fijar un horario. Fue la clave, durante la travesía, para que sus hijos, Carla y Alejandro, que ahora tienen once y trece años, consiguieran sacar adelante los cursos. Gracias a una plataforma del Ministerio de Educación fueron completando sus evaluaciones, sin ir a clase. Ahora, tras incorporarse a 2º de la ESO y 6º de Primaria, el confinamiento los obliga, de nuevo, a hacer las tareas desde casa. “Ya sabemos, por experiencia, que es fundamental imponer rutinas, tanto de trabajo escolar como de ocio”, apunta Nati que reconoce que, si algo aprendió del viaje, fue que “hay que guiarlos pero dejarles también libertad, no estar siempre encima”.
La familia, a través de videollamadas: “Esa pena ya la tenemos superada”
Tras tres años con la casa a cuestas, volvieron porque querían recuperar la rutina y, sobre todo, volver a reencontrarse con la familia. Una vez más, el destino los separa y las videollamadas son la única forma de mantener el contacto. También aquí tienen la lección aprendida. Saben lo que es pasar navidades, cumpleaños y fiestas especiales alejados de los suyos. “Ya hemos sufrido esa pena por no verlos y ahora lo afrontamos de otra forma”, se consuela Nati.
Con su vuelta al mundo cumplieron su sueño e inspiraron a muchas otras familias. Demostraron que se podía dejar todo y aprovechar el momento. Ahora, se enfrentan a esta crisis como otra aventura de la que, están seguros, saldremos.