El rey Juan Carlos I y Queca Campillo: el diario de su amante más duradera y desconocida

El documental Salvar al Rey de HBO está levantando ampollas por la forma de abordar algunos de los capítulos más oscuros en la vida del rey Juan Carlos I, como el disparo supuestamente accidental que mató a su hermano Alfonso de Borbón, el cobro de comisiones en su reinado, y las especulaciones sobre su presunta participación en el golpe de Estado del 23-F, algo que ha llamado especialmente la atención de periodistas como Quique Peinado:

Pero uno de los contenidos del documental que más está dando que hablar, hasta el punto de que podría haber sido la parte central del mismo es el referido a un episodio concreto en la vida sentimental de Juan Carlos I. Cuando parecía que ya conocíamos todo sobre el currículo amoroso del Emérito, el documental de la productora Mandarina ha sorprendido también al recordar que un joven rey Juan Carlos I, como su hijo Felipe VI, también se enamoró de una periodista hace más de 40 años, Queca Campillo.

Una historia que ya sabían los periodistas de la época, aunque la censura que regía entonces impidió su difusión, por lo que que muchos la hemos conocido ahora por primera vez. “Todos sabíamos que había algo entre ellos. Pero, ¿hasta qué punto que era 'esa' la relación?”, se preguntaba por ejemplo este lunes la periodista Paloma Barrientos en EsRadio.

En la larga lista de amantes o presuntas amantes del marido de la reina Sofía –Corinna Larsen, Bárbara Rey, Marta Gayá, Laurence Debray, Sandra Mozarowsky…- la periodista Queca Campillo, fallecida de cáncer en 2015, ocupa un lugar especial ya que fue la relación extramatrimonial más larga que tuvo el monarca, prolongándose durante casi 30 años.

El documental de HBO recoge, por primera vez, las memorias a modo de diario que Queca Campillo dejó grabadas antes de morir, además de los testimonios de su hija Carmen y compañeros de profesión que fueron testigos de su romance con el rey, si bien ninguno habla claramente de relación sentimental, sino de una fuerte amistad y complicidad.

La periodista y fotógrafa Angélica Campillo, más conocida como Queca , está considerada como una de las mejores cronistas de la Transición. Su muerte, hace siete años, causó una enorme conmoción en el sector:

El rey encontró en Queca Campillo, además de a una mujer de gran belleza, a una joven con personalidad arrolladora y directa que, al contrario que otros periodistas cercanos que le adulaban, ella “le decía las cosas sin paños calientes”, cuenta su hija, la fotoperiodista Carmen Gutiérrez, que era solo un bebé cuando su madre, entonces casada, conoció al rey en los años 80, durante una recepción a la que acudió como fotógrafa.

En aquel momento, Queca tenía 28 años, 12 menos que el rey (40). Nacida en Cáceres, Licenciada en Filosofía y Letras, ya había trabajado en varios medios, como el Diario de Zamora, y ganado el premio nacional de Periodismo. Cuando conocí al rey trabajaba como fotógrafa para el diario Pueblo, junto a su marido, el también periodista Javier Rodrigo.

Juan Carlos I se fijó en la atractiva reportera gráfica, de melena rubia y ojos claros, que recibió una llamada de él nada más llegar a casa “¿A que no sabes quién soy?”, le dijo el rey.  “Al decirme eso me di cuenta de que era el Rey y me quedé flipada. Quedamos para que subiera a verle a Zarzuela. Me estaba esperando Sabino Martínez Campo [ex jefe de pde la Casa Real] y me subió directamente al despacho del rey. En ese momento empezamos una relación difícil", se la escucha decir en la grabación.

El rey y la periodista comenzaron una relación más allá de lo profesional que llevaron con máxima discreción. Era el propio Sabino Fernández Campo quien les ayudaba en sus encuentros clandestinos, a comienzos de los 90, algunos de ellos en una furgoneta aparcada en el monte de El Pardo (Madrid). “Nos veíamos entrando por Torrelodones, en un camino que al final del todo da a la parte de atrás de Zarzuela”, dejó grabado Queca en unas cintas que ven ahora la luz.

“Mucho carácter y una sonrisa contagiosa”, dicen que eran dos de las cualidades de Queca que más gustaban al rey, curiosamente, las mismas que también atrajeron en su día Carlos III de su ex amante, mujer y ahora reina consorte, Camila Parker Bowles.

La hija de Queca cuenta cómo, sin llegar a entenderlo del todo, poco a poco se fue acostumbrando a la relación especial del rey con su madre. Cuando no existían móviles, Juan Carlos llamaba directamente a su casa y lo cogía Carmen, que por entonces ya tenía 8 ó 9 años. “Yo sabía que era el rey preguntando por mi madre, tuvimos que acostumbrarnos a su presencia en nuestras vidas".

Tras la muerte de Franco, Queca Campillo pasó a trabajar para la revista Tiempo y convertirse en una de las pocas fotógrafas acreditadas en el Congreso de los Diputados y con acceso a la familia real:

Además de acompañar al rey Juan Carlos I en casi todos sus viajes oficiales, tenía privilegios como ser la primera periodista que logró hablar con él tras el 23-F en 1981, cuando el rey le dijo "no os preocupéis, todo estaba bien”.

Como suele suceder en las relaciones entre periodistas y personajes poderosos, Queca y Juan Carlos I se convirtieron en inevitables confidentes e intercambiadores de “favores”. Él llegó a pedirle que le ayudara a boicotear la relación que surgía entonces entre su hija Cristina e Iñaki Urdangarin, con la que al principio no estaba de acuerdo, pidiéndole que filtrara a los paparazzis donde se encontraba la pareja, un plan del que finalmente desistió.

Queca sabía que no era la única mujer en la vida del rey. Conocía su relación con la también discreta Marta Gayá, y contribuyó a protegerla de los medios. Sin embargo, fue Corinna Larsen, de la que Campillo siempre desconfió, la amiga de Juan Carlos I que terminó por distanciarles: “Esta mujer le va a hundir”, cuentan que decía Queca cuando se dio cuenta de que el rey, por primera vez, quería divorciarse de la reina Sofía tras la llegada a su vida de la empresaria alemana: