La vida de Kiko Rivera tras el ictus para superar las secuelas: parálisis facial y falta de movilidad


El hijo de Isabel Pantoja pasa su primera noche en casa, cuatro días después de sufrir un infarto cerebral
Ahora deberá hacer rehabilitación para recuperar la movilidad y adoptar hábitos más saludables (comer bien y dejar de fumar), como ya deja ver en sus redes sociales
“Mi vida ya no volverá a ser la misma”, decía Kiko Rivera hace unos días, consciente de cómo le va a cambiar el ictus sufrido el pasado viernes y del que ya se recupera en casa.
El hijo de Isabel Pantoja fue dado de alta ayer del hospital Virgen del Rocío (Sevilla). Ahora le espera un largo proceso de rehabilitación para hacer frente a las secuelas que le ha dejado, entre ellas una parálisis facial parcial. Además, deberá cambiar drásticamente sus hábitos de vida por otros más saludables que prevengan una recaída, tanto de un nuevo accidente cardiovascular como de los otros problemas de salud que arrastra, como la gota y la diabetes, un cuadro médico muy complicado para lo joven que es (39 años).
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Rehabilitación para recuperar la movilidad facial
Kiko Rivera tiene una secuela muy habitual en pacientes que han sufrido un ictus, como el presentador Luis Miguel Domínguez, que lo tuvo en 2019 y narró su experiencia para superarlo a NIUS.
El DJ tiene "parálisis facial parcial y dificultad de movimiento" para realizar tareas cotidianas como andar, comer o asearse, informó ayer el programa Fiesta (Telecinco). La constancia en la rehabilitación y el apoyo de los suyos, sobre todo su mujer Irene Rosales, serán el pilar fundamental en su recuperación.

Kiko Rivera ha compartido una foto desde su casa, tumbado en el sofá, pero ha evitado mostrar su rostro, como hizo a la salida del hospital (con capucha y mascarilla), posiblemente para no dejar a la vista su parálisis parcial.
Objetivo: comer bien, dejar de fumar y más ejercicio
Kiko Rivera está decidido a cambiar sus malos hábitos alimenticios de una vez por todas. El cantante ya ha dejado ver en Instagram sus primeros pasos en este sentido, compartiendo su desayuno bajo en grasas:

Las secuelas psicológicas: impotencia, miedo y depresión
Además, está dispuesto a dejar de fumar, algo que ya ha intentado sin éxito otras veces, y tomarse en serio el hacer más ejercicio, ya que el tabaco y el sedentarismo son claros factores de riesgo de un ictus, junto al sobrepeso.

El ictus también deja secuelas psicológicas que hacen que muchos pacientes requieran ayuda profesional, como la depresión y el miedo a que vuelva a suceder. Kiko Rivera, que ya sabe lo que es la depresión, como confesó hace unos años, en la entrevista que fue el desencadenante del enfrentamiento posterior con su madre, Isabel Pantoja, reconocía desde el hospital, cuando fue subido a planta, que se encontraba muy “triste” tras haber pasado el “mayor susto de su vida”. "Continúa muy asustado", dice su entorno sobre estas primeras horas de alta.