Ginna Pedrós, de la bulimia y el bullying, a entrenadora de éxito: “Las niñas que me dieron la paliza son hoy mis clientas”


La ex participante de ‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’ cuenta a NIUS su historia de superación personal
Víctima de acoso escolar y trastornos alimenticios, se obsesionó con el físico y se convirtió en culturista de élite
Por fin ha encontrado el “equilibrio” como preparadora física y nutricional que triunfa en la red: “Ama tu cuerpo para dar la mejor versión de ti misma”
Ginna Pedrós era modelo y bailarina cuando saltó a la fama con 18 años como protagonista de la primera edición del reality ¿Quién quiere casarse con mi hijo? (Cuatro) en el que competía con otras chicas por conquistar a un soltero a través de su madre. Hoy tiene 31 y triunfa como entrenadora personal y coach motivacional, con más de 170.000 seguidores en Instagram y casi 70.000 en TikTok. Aunque en Cataluña, como más la conocen es por su papel de divulgadora sexual en el programa de Ares Teixidó (8TV).
Cualquiera que entre en su Instagram o en su web profesional se encontrará con una mujer emprendedora, fuerte y decidida. Pero para llegar hasta aquí, la catalana ha tenido que recorrer un tortuoso camino hasta quererse a sí misma. La dislexia de niña y el bullying en la adolescencia que le llevó a sufrir una paliza por parte de compañeras de colegio hicieron mella en su autoestima y cayó en la bulimia, un trastorno contra el sigue luchando hoy en día, ya que a “los pacientes de TCA (Trastorno de la Conducta Alimenticia) nunca nos dan el alta definitiva”, cuenta a NIUS.
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La obsesión por su cuerpo la llevó al extremo de hacerse culturista y ganar torneos, pero lo dejó porque necesitaba encontrar el equilibrio entre salud física y mental para ser feliz: “Hoy me quiero a mí misma, la clave es conocerse y aceptarse”.
Toda una historia de superación personal que confesó a sus seguidores hace dos años, cuando ya era un referente como asesora deportiva y nutricional, y que hoy comparte con nosotros para ayudar a otros adolescentes que estén pasando por lo mismo.
Pregunta. Ibas para modelo y bailarina. Saltaste a la televisión, triunfaste en el culturismo… ¿En que momento ves que tu camino es el entrenamiento personal?
Respuesta. Toda mi vida había hecho ballet clásico. Yo creo en la disciplina, pero a medida que fui creciendo, apareció la vida social, y lo dejé. Me desvinculé por completo del mundo del deporte, que volvió a aparecer de golpe y porrazo, en un gimnasio levantando pesas.

Cuando pasas por un TCA tu organismo ya no es el mismo, ya no toleras una comida copiosa, rechazas alimentos… Tenía hinchazón de estómago, nunca me detectaban nada, hasta que vieron que era por la bulimia. Cuando empecé a comer bien, a no comer de más, solo lo que mi cuerpo necesita, y a hacer deporte, me empecé a encontrar tan bien que dije “esto lo tengo que estudiar y es a lo que quiero dedicarme".
P. Hace dos años, en plena pandemia, contaste por primera vez en un vídeo tu historia con la bulimia y el bullying que muchos desconocíamos:
R. La gente aprovechó el confinamiento para dedicarse más a sí misma. Desarrollaron hábitos que llevaban al extremo. Me encontraba clientas que me decían “ahora que vuelvo a la vida social, a los restaurantes, no sé qué pedir, no quiero volver a malcomer”. Con este vídeo les quise decir “te entiendo, porque yo he pasado por esto”. La vida es un equilibrio. Hay momentos que estás muy bien y otros que no, porque tus prioridades cambias.
He aprendido a vivir con la dislexia, cuando me equivoco y la gente se ríe, vuelve la inseguridad
P. Empecemos por el principio, cuando con 7 años te diagnosticaron dislexia y déficit de atención…
R. Sí. La dislexia la sigo teniendo, no se cura, pero se aprende a llevar. Aún soy incapaz de leer en voz alta delante de mucha gente, o leer el 'cue' en televisión, me lo tengo que aprender de memoria. Todavía, cuando me equivoco con la derecha y la izquierda, y la gente se enfada o se ríe, aún siento ese momento de la niñez, de vergüenza…
Ginna Pedrós cuenta que sus problemas comenzaron en Secundaria, con 12 años. “Pasé de niña a mujer, los chicos se llevaban muy bien conmigo y eso afectó a mi relación con las chicas. Me hacían bullying. Un día seis chicas me acorralaron después de clase y me dieron una paliza. Una profesora lo vio y llamó a la Policía. Me cambiaron de colegio. Ahí empezó el daño psicológico, terrores nocturnos, insomnio, me imaginaba acorralada. Dormía en el suelo. Pensé que no podría sobrevivir a eso, que ya no podría volver a conectar de manera amistosa con nadie”.
Cuando sufrí la paliza no existía la palabra ‘bullyig’, era cosa de niños
P. Tus problemas de autoestima se agudizaron en la adolescencia, cuando sufriste esa paliza de unas compañeras de clase…
R. Sí. Ahora es imposible que peguen a un niño en un colegio, porque hay mucha conciencia con el acoso escolar... Cuando yo lo sufrí no existía la palabra ‘bullyig’, era cosa de niños.
No tenía que perdonarlas a ellas sino a mí misma, saber que yo no tuve la culpa
P. ¿Te has vuelto a encontrar con esas chicas que te pegaron?
R. No solo me las he vuelto a encontrar, sino que dos de las chicas que me pegaron las he tenido de clientas como entrenadora personal. Vinieron a pedirme perdón, diciendo que se habían dejado llevar. Más que reconciliarme o perdonarlas, me he quitado mi propio rencor. Porque no era tanto lo que ellas me dijeran sino perdonarme yo, saber que yo no había tenido la culpa. A raíz del vídeo, mucha gente del instituto me escribió para decirme que sentían no haberme ayudado.
Buscaba en Google ‘comer sin engordar’, entré en chats de bulímicas y anoréxicas y encontré barbaridades, las hice todas
Ginna cuenta que con el cambio de colegio empezaron las malas notas, el saltarse clases, y la comida se convirtió en su "mejor amiga". “En lugar de estudiar me pegaba atracones viendo series con galletas Príncipe o cereales. Engordé y ahí empezó el problema psicológico. Buscaba en Google ‘comer sin engordar’, entré en chats de bulímicas y anoréxicas y encontré barbaridades, las hice todas. Vomitaba, y creo que fue por el bulllying, dejé de creer en mí”.
Mucha gente no se da cuenta de que sentarse con comida a ver la tele es un problema
P ¿Cómo recuerdas esa etapa? ¿Qué ocurre para que una niña encuentre alivio en la comida de una forma tan destructiva?
R. Aún hoy la comida sigue siendo mi amiga. Los que sufrimos TCA, sabemos que eso te acompaña de por vida. Me empecé a dar cuenta de que sentarme delante de la tele con un paquete de galletas y un y brik de leche me hacían compañía. Ahora, ya de adulta, veo que mucha gente no se da cuenta de que ver la tele comiendo es un problema. Porque, ¿qué necesidad tienes de comer si ya tienes ocupada tu mente? Nadie lo ve, es como lo de ir al cine con palomitas, dos acciones en una. Lo hemos normalizado porque los americanos nos lo han inculcado.
P. ¿Ya no comes nunca frente al televisor?
R. Intento no hacerlo, salvo que vengan amigos a ver una película, de forma ocasional y social, pero sola, no.

Me hicieron la prueba de la solitaria, porque no sentía la saciedad, es otra de las consecuencias de un TCA
P. Recuerdas que eras “incapaz de controlar tu saciedad”….
R. Sí, eso es un problema educacional. Cuando de pequeña te dicen “no te levantas de la mesa hasta que no te termines el plato”, o “hay que comérselo todo”. Porque quizá un niño no puede con todo el plato y lo estamos obligando. A mí me llegaron a hacer la prueba de la solitaria, porque durante muchos años no sentía la saciedad, es otra de las consecuencias de un TCA.
Salí de la bulimia por lo que vi en el centro en el que me ingresaron: yo no quería acabar así
P. ¿Cómo saliste de la bulimia? ¿Qué te enseñaron en el centro ITA, donde ingresaste?
R. No fue el centro, sino las personas que conocí allí y todo lo que vi en los 10 días que estuve ingresada. Yo no quería acabar así, y creo que lo hicieron adrede porque yo no sentía que estaba tan mal como para que me encerraran. Estaba más delgada pero no había llegado a mis límites. Allí había niñas con sonda, que se la arrancaban. Nos obligaban a ir al baño sin puerta (para evitar que vomitáramos). A los 8 días me dejaron ver a mis padres y les dije “sacadme de aquí y haré lo que digáis”. Taparon los espejos de mi casa, me prohibieron tener clases extraescolares, para que solo estuviera en casa o el colegio. Lo hice todo de pe a pa, y por eso me dieron el alta.

El culturismo me devolvió la disciplina y la confianza en mí misma
P. ¿Cómo entraste en el culturismo?
R. Tenía 21 años, después del programa de Cuatro. Conocí a una chica culturista con un cuerpo espectacular, trabajado de gimnasio, y pensé ‘yo quiero ser así’.
Mm.. Creo que me paso al culturismo... Qué decís???? 🙈😝🤘🏽🤘🏽🤘🏽🤘🏽💪🏾 Si esq.. Después de lo que una tiene que escuchar...
Posted by Ginna Pedrós on Monday, March 14, 2016
Me animaron a prepararme para competir. Y me pareció maravilloso que alguien por fin creyera en mí. Recuerdo estar en un torneo y no querer salir por inseguridad, me veía inferior. Al final me vine arriba y gané.

Llegué a competir en 57 torneos en cuatro años. Yo era de las pocas mujeres culturistas en España en ese momento. El culturismo me hizo reconectar con esa disciplina dura de mi pasado como bailarina, con esa parte de la infancia y de sentirme súper bien porque estaba logrando cosas con mi cuerpo.

P. ¿Por qué lo dejaste si te sentías tan bien?
R. Te venden que el deporte y la alimentación siempre es saludable, pero obsesionarte con eso no es sano mentalmente. Para cualquier competición deportiva tienes que llevar tu cuerpo al límite, hay gente con genética privilegiada para el culturismo, pero yo no era así, me tenía que esforzar el doble. Estaba en un círculo muy cerrado, vivía en un gimnasio y con el tupper a todas partes. Me di cuenta de que estaba haciendo mella en mi salud mental. Por eso lo dejé.

La comida basura es depresiva, porque estás nutriendo tus células con mierda
P. Cuando dejaste el culturismo volviste a engordar y recaíste en la bulimia… ¿Qué te hizo reaccionar?
R. Engordé 17 kilos por el efecto rebote. Volví a comer mal, a las pizzas con las amigas, tomaba bloqueadores de carbohidratos, recaí en el hábito de vomitar… La comida basura es depresiva, porque estás nutriendo tus células con mierda, entras en tortura psicológica.

Ginna cuenta en su vídeo que un día vio que una persona conocida había muerto por bulimia. “Te cambia la vida. Decidí cortar de raíz. No hay mejor terapia de shock". Su pareja entonces también fue determinante en su recuperación...
R. Sí. Él era entrenador y me ayudó a recomponerme, a quererme más como mujer. Me motivó a no dejar de aprender, porque tarde o temprano me daría cuenta de que mi cuerpo se estabilizaría. Hace un año nos separamos, pero siempre le agradeceré que me animara a seguir estudiando nutrición. El cuerpo oscila según los momentos de tu vida y prioridades. Yo seguí alimentándome adecuadamente y haciendo deporte sin obsesión y volví a mi estado natural, al de hoy. Ahora puedo salir y comer un día una hamburguesa, pero sigo una rutina y estoy siempre en el mismo peso.

La clave para conseguir el equilibrio es la rutina
P. ¿Cómo se consigue ese equilibrio?
R. Llámalo hábito, como quieras, pero al final es rutina. Ser más organizada durante la semana te ayudará a ser más responsable en tu trabajo, en tus estudios. Entre semana es más fácil comer bien, y tampoco pasa nada si el fin de semana haces lo que quieras, porque todos necesitamos una desconexión. Hay gente que se pone delante de la tele. Mi suerte es que el deporte es mi hobby, este fin de semana lo he pasado esquiando, por ejemplo.
Mis padres me pidieron llorando que no me rindiera después de todo lo conseguido
P. ¿Qué papel jugaron tus padres en tus problemas con la alimentación?
R. Mi padre murió en julio. Mi madre es más fuerte que yo. Siempre han estado ahí, han sido mi apoyo y mis mejores amigos desde que nací. Cuando dejé el culturismo, y volví a engordar y recaer en la bulimia, mis padres me pidieron llorando que no me rindiera, ahora que sabía tanto de nutrición y de deporte. Eso me abrió los ojos. Porque ya no es el daño que te haces a ti mismo sino el que haces a los que te rodean. Te vuelves irascible, cruel, estúpida, egoísta, eres capaz de decir “ojala me muera mañana”. Cuantas veces habrán llorado ellos sin decírmelo a mí…

De la bulimia al alcohol: "Se convirtió en mi nuevo mejor amigo"
P. ¿Cómo estás ahora? ¿Has tenido alguna recaída en la bulimia?
R. Ha sido duro. Hace un año murió mi padre, y para no recaer tanto en la comida, todo el mundo me animaba a salir. Tenía cenas fuera todos los días. Como querían verme bien me ofrecían alcohol. Los últimos 8 meses he bebido los 7 días de la semana. Me descontrolé y perdí la estabilidad por la que tango había luchado. Me di cuenta de que podía caer en el alcoholismo como con la bulimia. Entré en terapia y hace tres meses que no pruebo una gota de alcohol. Esto también te hace limpiar personas que tienes en tu vida. Lo tendríamos que hacer todos, igual que hacemos el cambio de armario.
Ginna Pedros a teràpia narra els seus problemes amb l'alcohol pic.twitter.com/xnijHb21DX
— Ares Revolution (@AresRevolution) 25 de octubre de 2022
Ahora me quiero a mí misma, la clave es conocerse y aceptarse
P. ¿Consideras que ya te quieres a ti misma o eso es un proceso de por vida?
R. Sí me quiero. La clave es conocerse y respetarse, saber que tener días malos no te hace peor. Yo he viajado mucho y vivido mucho tiempo sola en distintos lugares [seis meses en Estados Unidos y tres años en Cannes]. Es importante darte tu tiempo en la soledad para conocerte.

P. ¿Qué debemos hacer cuando tenemos a alguien cercano con un problema como el tuyo?
R. Me lo preguntan muchas madres. Lo primero, hablar con el niño, hombre o mujer, porque no nos damos cuenta de que hay muchos hombres con anorexia o bulimia. Hablar con él para ver si podemos ayudarle. Solo decirle “hola, estoy aquí si me necesitas”. Porque por mucho que intentes ayudar a alguien, si esa persona no ve que tiene un problema, es imposible. Es fundamental que vaya a terapia para que sea el profesional el que le saque esa venda de los ojos.
Las mujeres tenemos una sensibilidad especial para entrenarnos a nosotras mismas
P. Ahora eres “entrenadora personal, nutricionista, profesora de yoga y coach", ¿cómo te formaste para ello?
R. Tengo un grado medio en Nutrición y Entrenamiento Personal. Conmigo trabaja una nutricionista titulada que se encarga de todas las dietas, y una entrenadora personal. Todo mujeres, porque creo que nosotras tenemos una sensibilidad especial para entrenarnos a nosotras mismas. Tenemos desajustes hormonales y una estructura ósea (caderas, pecho) diferente a un hombre. Hay ejercicios que no podemos hacer. El culturismo se ha abierto a la mujer pero sigue siendo un mundo de hombres, todavía se le da más importancia a ellos como entrenadores que a nosotras.

No hay dietas o entrenamientos milagro, hay que crear un hábito a largo plazo
P. El entrenamiento personal es un mundo muy competitivo, ¿cuál es tu aportación?
R. Ya antes de la pandemia me especialice en mujeres (glúteo y abdominales). Pero ahora intento focalizar en la salud, porque las obsesiones no son buenas. Hay muchos entrenadores que dicen “yo te cambio el cuerpo en un mes”. Eso no es sano. No hay dietas o entrenamientos milagro. Hago entrenamientos online, lo que llamo el “virtual change”.
P. Como experta, ¿cómo se consiguen los hombros de la reina Letizia?
P. Antes del boom de la Reina, ya me decían muchas mujeres “yo quiero los hombros de Madonna”, pero eso no se consigue fácilmente. Cada uno tenemos que sacar el máximo partido a la morfología que tenemos, y esto es comida y entrenamiento.

P. Lo que me tiene fascinada es cómo consigues levantar pesas con esas uñas tan largas…
R. (Risas). Sí, sí, sí… Cuando competía, la gente alucinaba porque tenía las uñas tan largas como Rosalía. Al final te acostumbras. Yo siempre he sido muy presumida, no me veras nunca en el gym desconjuntada, hasta los calcetines. Al final, verte bien, incluso cuando tengas un mal día, es importante.
P. ¿Cómo recuerdas tu paso por ‘¿Quién quiere casarse con mi hijo?’?
R. Quedé segunda finalista, por detrás de la ganadora. Daba juego porque era la más joven. Venía de vivir en Francia, no veía nada de tele en España y parecía la niñata que no tenía ni idea de nada.
La final de @quienquieretv esta muy cerca ¿Con Quien Se Quedara @rubenpovedagar ? @Ginnacpedros o @GraciFabula pic.twitter.com/ht11DS1l
— Club Ginna Pedros (@clubginnapedros) 25 de marzo de 2012
No me siento orgullosa del reality de Cuatro, porque fui a ligar, no por méritos propios
P. ¿Te siguen reconociendo por la calle por el programa?
R. Mucha gente me dice “tu cara me suena, ¿no habrás salido en un reality?” Es algo de lo que no me siento orgullosa porque fui a televisión a ligar, no por méritos propios. Si tuviera que volver a un reality, sería Supervivientes, que me encantaría, o Masterchef [hizo el casting para una de las ediciones] Me gustaría que se me conocieran por mi esfuerzo.
P. Te hiciste tan famosa que hasta tuviste tu portada en Interviú por “aclamación popular”. ¿Te arrepientes?
R. Estuvieron tres meses detrás de mí para que la hiciera. Yo no quería, por no alimentar esa fama inmerecida. Pero no me arrepiento, quedé encantada, salieron unas fotos estupendas.
Ahora ha vuelto a la televisión como entrenadora y "sexóloga"
P. Has vuelto a la tele como colaboradora del late night Ares Revolution en 8TV (Cataluña), hablando de sexo…
R. En Cataluña me conocen muchísimo por eso. El año pasado conocí a Ares Teixidó. Insistió en que fuera un día como entrenadora personal, para hablar de la importancia de una buena forma física para ser más resistente en el sexo. Al principio me parecía una locura, pero seguí colaborando y llevo un año ya…