Rafael del Pino, el millonario “soltero de oro” tras su sonado divorcio de Astrid Gil-Casares

La marcha de Ferrovial de España a los Países Bajos ha provocado un enorme revuelo mediático y tormenta política en nuestro país. El Gobierno acusa a la multinacional de transporte y movilidad de mudar su sede para pagar menos impuestos, cuando “se lo debe todo a España” por las ayudas públicas que han contribuido a su crecimiento. Ferrovial defiende que es una "estrategia empresarial". Y la derecha culpa al Ejecutivo de Pedro Sánchez de ahuyentar a las empresas españolas con su sistema fiscal.

Una polémica que tiene un nombre propio, Rafael del Pino Calvo-Sotelo. El presidente de Ferrovial, hijo del empresario Rafael del Pino Moreno y sobrino del ex presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, es el tercer hombre más rico de España, solo por detrás de Amancio Ortega y de su hija Marta, con un patrimonio de 3.800 millones de euros, una de las mayores fortunas del mundo.

La noticia que abre estos días todos los Telediarios ha puesto en el foco a Rafael del Pino, no solo por su trayectoria profesional, sino también por su desconocida para muchos vida familiar y sentimental.

El dueño de Ferrovial, de 64 años, está considerado como uno de los grandes “solteros de oro” ya que no se le conoce pareja desde su sonado divorcio en 2016 de su segunda mujer, Astrid Gil-Casares (50), con quien tuvo tres hijas, de 16, 14 y 12 años.

El empresario tiene otros tres hijos varones mayores –Rafael, Ignacio y Juan- fruto de su primer matrimonio con Cristina Fernández-Fontecha y Torres del Pino, fallecida en extrañas circunstancias en 1998, cuando navegaban por las aguas de Baleares a bordo de uno de sus dos lujosos yates, valorados en 10 y 5 millones de euros respectivamente. Del Pino también tiene avión privado, un helicóptero, veleros y numerosas propiedades en España, como su casa en el exclusivo barrio El Viso (Madrid), donde vivió con su segunda mujer, y otras a una hora de Madrid, en Formentera o en Cáceres.

Rafa (36), el primogénito de Rafael del Pino, trabaja en el family office; Ignacio (34) es director financiero corporativo de la compañia, y el pequeño, Juan (30) se dedica al diseño de barcos.

El nombre de Astrid Gil-Casares saltó por primera vez a los medios en 2006, cuando contrajo matrimonio con Rafael del Pino, catorce años mayor, tras dos años de noviazgo. “Me casé muy enamorada. Rafa es como James Bond. Inteligente, atractivo, sexy. Lo hace todo bien. Es el que mejor dispara, el que mejor esquía, el que mejor pilota helicópteros, el que mejor discursos hace… Si mañana estallara la tercera guerra mundial y hubiera que irse a vivir a la jungla, él acabaría teniendo la mejor cabaña del bosque. No lo dudo. Sería el rey de la jungla”, decía la entonces feliz esposa del empresario.

La pareja se dio el "sí, quiero" en una multitudinaria boda en la iglesia de la Asunción, en la localidad madrileña de Chinchón, la que asistieron invitados de la talla de Miguel Boyer e Isabel Preysler, Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, el ex ministro del PP Alberto Ruiz Gallardón, Eugenia Martínez de Irujo, Isabel Sartorius y Mar Flores con su entonces esposo Javier Merino, entre otros.

Astrid Gil-Casares, que creció en Puerta de Hierro (Madrid) y veraneaba en Sotogrande, ya formaba parte de la alta sociedad madrileña desde antes de su matrimonio con Del Pino. Entre sus amistades estaba el entonces príncipe Felipe e Isabel Sartorius. Bajo estas líneas, con Kyril de Bulgaria.

La ex mujer del dueño de Ferrovial es hija del ingeniero naval Santiago Gil-Casares Armada y de su segunda mujer, la francesa Astrid Marie Marlier. Su abuelo paterno, José María Gil-Casares, fue un prestigioso médico compostelano casado con Carmen Rafaela Armada Comyn, hija del anterior marqués de Santa Cruz de Rivadulla. Esta última, abuela paterna de Astrid, era hermana del general Alfonso Armada, famoso por su implicación en el intento de golpe de Estado del 23-F.

Rafael del Pino conoció a Astrid en Londres, donde trabajaba como banquera de inversión (JP Morgan). Licenciada en Económicas en ESADE, antes había trabajado en París, también en el mundo financiero (Rothschild), y llegó crear su propia empresa, Gil Casares Consultant Limited. 

Gil Casares dejó su trabajo como experta financiera en la capital británica, donde cobraba un sueldo mensual de 60.000 euros, para casarse con Del Pino y establecerse con él en Madrid. Un matrimonio que duró 10 años y que terminó en un polémico y rocambolesco proceso de divorcio que revolucionó la prensa rosa de la época, con reportajes en medios como Vanity Fair y Vanitatis:

La pareja se casó en separación de bienes. Astrid Gil-Casares se quejaba de haber renunciado a su carrera por su vida familiar con el empresario, al que también ayudó en sus negocios y en el cuidado de sus hijos entonces pequeños y huérfanos de madre. Decía sentirse en una guerra de 'David y Goliat', víctima de un hombre súper poderoso que no quería compensarla económicamente como ella creía que se merecía. “Me ha hecho mucho daño. Él sabe por qué me he ido. Enfrentarse a Rafa no es fácil, es como entrar en guerra contra Estados Unidos”, dijo entonces.

El que los medios definían como "divorcio del siglo" llegó hasta el Tribunal Supremo, que rebajó la indemnización de 6 millones de euros que pedía la ex mujer del empresario a tan solo 840.000 euros. A esto hubo que sumar 7.000 euros al mes que tuvo que pagar Del Pino por cada una de las hijas que tenían en común (21.000 euros mensuales), en régimen de custodia compartida. Un desenlace alejado de las pretensiones de Astrid, en un momento en el que el capital de Del Pino se estimaba en 8.600 millones de euros.

La ex mujer de Del Pino reflejó su dolor y frustración cambiando radicalmente de imagen, cortándose la melena rubia y llenando su cuerpo de tatuajes:

“Era eso o cinco años de terapia con medicación”, explicó sobre las marcas que se hizo para “tapar sus cicatrices” emocionales. Entre ellas el nombre de sus hijas, Tadea, Alec y Cleo; un número "5" del que no quiso revelar su significado, símbolos vikingos (“porque soy normanda, vikinga, como mi madre") y la famosa frase de Winston Churchill "I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat" ("No tengo nada que ofrecer sino sangre, trabajo, lágrimas y sudor"):

De economista y esposa de empresario reputado pasó a ser llamada la divorciada y escritora ‘punk’, ya que también relató su historia en el libro con tintes biográficos Nadie me contó (2020). En 2022 publicó su segunda novela, Ese jueves al anochecer me subí al tren, la historia de Lena, una mujer que decide cambiar de profesión cerca de los cincuenta.

Tras su divorcio, la ex mujer de Del Pino también probó suerte como guionista cinematográfica y en 2018 la vimos en la promoción de la película ¿Qué te juegas?, junto a Amaia Salamanca, Javier Rey (Fariña), Leticia Dolera, Mar Saura, Brays Efe y Santiago Segura:

Astrid Gil-Casares decidió alejarse de focos, llevando una vida discreta con sus hijas en La Moraleja. En su entrevista para Vanity Fair, la ex financiera aseguraba que vivió la “humillación pública de mi pareja” y que por amor a su marido “dejé una vida que me gustaba mucho”. Pero ahora quiere pasar página y que solo se la conozca por su faceta de escritora.

“Tengo que buscarme la vida y la literatura no es el mejor negocio", dijo hace dos años en una entrevista en ¡HOLA!, donde también aseguraba estar “volviendo al mundo de los negocios después de muchos años” y tener “ganas de volver a casarse”.

Rafael del Pino está soltero en la actualidad, según cuentan fuentes cercanas al empresario al medio Informalia. La última mujer con la que se relacionó al tercer hombre más rico de España fue Jacaranda Caracciolo (51 años). La ex mujer del príncipe Fabio Borghese, madre de tres hijos y emparentada con los Agnelli -es sobrina nieta de Marella Agnelli, mujer del dueño de Fiat- es poseedora también de una gran fortuna. El romance entre el magnate español y la millonaria italiana se destapó en 2019, cuando asistieron juntos al Teatro Real para ver la obra Falstaff, según retrataron medios como ¡HOLA! y Vanitatis.

La segunda pareja conocida de Del Pino fue la interiorista española Sonia Pastega Milans del Bosch, hija de la actriz Sisita Milans del Bosch, amiga y musa de Francisco Umbral, quien la sacaba en sus crónicas en los años 80.

La marcha de Ferrovial a Países Bajos no significa que su presidente vaya a mudarse también a Holanda. Según cuenta su entorno a Paloma Barrientos (LOC), dada la "entrañable relación" que tiene con sus tres hijas adolescentes. nunca se alejaría de ellas mientras vivan en España. Rafael del Pino es un hombre muy familiar y está muy unido también a sus otros tres hijos mayores.

Rafael del Pino Calvo-Sotelo es el segundo de cinco hermanos -María (67), Joaquín (62), Leopoldo (60) y Fernando (53)- con los que tuvo discrepancias y rompió lazos empresariales hace unos años tras morir su padre, Rafael del Pino. El patriarca de la familia falleció en 2008, ocho años después de sufrir un accidente en el océano Índico que le dejó imposibilitado para seguir al frente de la compañía, cuya presidencia heredó su primogénito varón.

Rafael del Pino, hoy el accionista mayoritario de Ferrovial, con un 20,44%, decidió separar sus intereses económicos de sus hermanos y madre, Ana María Calvo Sotelo, y gestionar independientemente la parte que le correspondía de la fortuna familiar.

Sus hermanos varones fueron vendiendo sus participaciones en la compañía. "Con ellos no hay ni buena ni mala relación, no se quieren pero se respetan", dice su entorno a Vanitatis, que define a Del Pino como un "hombre inteligente, pero algo frío". Con quien tiene una relación más estrecha es María, dueña de un 8,2% de la compañía. Economista de profesión y miembro activo del consejo de administración, posee una fortuna de 2.300 millones de euros, siendo la tercera mujer más rica de España tras Sandra Ortega y Alicia Koplowitz. Los hermanos del Pino Calvo-Sotelo acumulan en total un patrimonio de 9.570 millones de euros.