Audrey Hepburn, la triste historia detrás de su sexy delgadez


Se cumplen 28 años de la muerte de la actriz, leyenda de Hollywood por su glamour, elegancia y talento
Protagonista de películas inolvidables como 'Desayuno con diamantes', su infancia estuvo marcada por el hambre y carencias afectivas en la II Guerra Mundial
"Me obligué a no necesitar la comida", confesó. "Siempre fui una criatura melancólica"
Hoy se cumplen 28 años de la muerte de Audrey Hepburn, uno de los iconos femeninos más importantes de la historia del cine, junto con Marilyn Monroe, Liz Taylor y Grace Kelly. Para el American Film Institute, es la tercera leyenda femenina, por detrás de Katherine Hepburn y Bette Davis.
Lo que comparte con todas ellas es que fue única. La actriz que hoy tendría 91 años tenía una belleza angelical, romántica, frágil y melancólica, reflejo de la dura vida que tuvo hasta que alcanzó la fama: una infancia marcada por la Guerra, con carencias afectivas, y una personalidad con tendencia a la depresión.
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Audrey Hepburn (cuyo verdadero nombre era Edda Kathleen Van Heemstra Hepburn-Ruston) nació en Bélgica en 1929 en el seno de una familia de la aristocracia holandesa. Sus primeros años transcurrieron en los Países Bajos y estuvieron marcados por el abandono de su padre tras el temprano divorcio de su madre y por el estallido de la Segunda Guerra Mundial, que le le causó un trauma de por vida. Uno de sus hermanos estuvo en un campo de concentración, otro despareció en la guerra, y un tío y un primo fueron fusilados.
Cuando la actriz falleció con 63 años en su casa de Tolochenaz (Suiza), Elizabeth Taylor dijo que "Dios estará contento de tener un ángel como Audrey con Él".
"Qué decepcionante", dicen que fue su frase cuando le diagnosticaron el cáncer de colon. Una enfermedad que nunca se sabrá si se debió a su genética, a la desnutrición durante la guerra y problemas con la comida que acarreó... o a los tres paquetes de tabaco que fumaba al día.

El porqué de su extrema delgadez
Durante muchos años se pensó que su envidiada delgadez, esa que la convirtió en icono de la moda y una de las actrices más elegantes y glamurosas de su época, era natural. Ella decía que no se consideraba una mujer "sexy", pero sí que tenía cierta "gracia".
Pero después se supo que más bien su delgadez era producto de su relación complicada con la comida, que arrastraba desde niña.
El hambre que pasó en la guerra, causa de sus trastornos alimenticios
Antes de su muerte en 1993, Audrey Hepburn concedió extensas entrevistas a la biógrafa Diana Maychick, que las publicó en el libro Audrey Hepburn: An Intimate Portrait.
Maychick dijo que llegó a creer que el delgado físico de Hepburn era el resultado de un trastorno alimentario, cuyas raíces se remontan a la casi hambruna que sufrió en la Holanda ocupada por los nazis durante la guerra.

La familia de Hepburn también cree que su supervivencia a la inanición durante la Guerra podría ser una de las causas de su delgadez.
Su hijo, Luca Dotti, explicó que su madre sufrió una severa desnutrición entre los 9 y los 16 años. Su otro hijo, Sean Ferrer, declaró que llegó a comer galletas de perro para combatir el hambre.
"Al final de la guerra, estaba muy cerca de la muerte", contó su hijo Luca. "Sobrevivió comiendo ortigas y bulbos de tulipán. Además, solo bebía agua para llenar su estómago. Entonces pesaba 33 kilos. Tenía ictericia y edema. Sufrió de anemia por el resto de su vida, posiblemente como consecuencia. (....) Tenía la misma edad que Ana Frank y ella decía 'aquella chica no lo logró y ¿yo lo hice?. Su voz se quebraba y sus ojos se llenaban de lágrimas", relató su hijo.

La actriz siempre se sintió muy identificada con Anna Frank. "Las dos teníamos 10 años cuando se desencadenó la guerra y 15 cuando acabó. Leí el libro y quedé devastada, aquella era mi vida", confesó en una ocasión. Tan especial era Anna Frank para ella que rechazó interpretarla en el cine porque "no podría, era como mi hermana".
Cuando la guerra terminó. Audrey Hepburn, padecía desnutrición, anemia, asma, problemas pulmonares y una depresión que le costó años superar. Ella cuenta que un soldado americano casi la mata de la diarrea al darle cinco tabletas de chocolate tras la liberación de Holanda. Una experiencia que sufren muchos supervivientes de campos de exterminio al exponerse a una súbita dieta abundante.
"Me obligué a eliminar la necesidad de comer"
Según la biógrafa de Hepburn, el hambre la llevó a "resentirse" con la comida y tratar el hambre como algo que hay que controlar. "Decidí dominar la comida; me dije a mí mismo que no la necesitaba", le dijo Hepburn a Maychick. "Por supuesto, lo llevé al extremo", agregó.
"Si en el pasado logré subsistir sin apenas alimento, también lo podía hacer ahora. Me obligué a eliminar la necesidad de comida", reconoció la actriz.

Pionera en las dietas 'detox'
Luca Dotti escribió en 2015 unas memorias personales sobre su madre, Audrey at Home: Memories of My Mother's Kitchen. En ellas desveló los secretos de belleza de la actriz. Su mayor consejo era también el más básico, aunque entonces no se decía tanto como ahora: mantenerse hidratado, lo que mantendrá la piel regenerada y tersa. "Ella insistía siempre en que todos bebieran mucha agua. Y eso realmente, hoy, es tan importante para todo".

Audrey Hepburn también fue "pionera" en lo que respecta a las dietas detox. Por ejemplo, apartó un día al mes como día de "desintoxicación", comiendo nada más que manzana, yogur y bebiendo mucha agua. Curiosamente, también se dice que Hepburn sufría "hidrofobia", auténtico pavor al agua.
Dotti también reveló que Hepburn era casi vegetariana. "Comía carne, pero muy poca, en pequeñas dosis", apuntó. Aunque también dijo que le encantaban los carbohidratos, el arroz y las patatas, normalmente prohibidos en las dietas, que describió como "su pan y mantequilla".
Su hijo desmintió trastornos alimenticios
Siempre se ha especulado con que Audrey Hepburn podría padecer lo que hoy en día se conoce como anorexia nerviosa, trastorno alimenticio que se caracteriza por el peso corporal anormalmente bajo y el temor a aumentarlo.
Sin embargo, su hijo Luca Dotti salió al paso hace tres años para desmentirlo, en una entrevista en People.

"La gente piensa que ella era delgada porque tenía un trastorno alimenticio, pero no es cierto", aseguró su hijo. "Le encantaba la comida italiana y la pasta. Comió muchos granos, no mucha carne y un poco de todo", dijo entonces.
Lo cierto es que en su vida adulta medía 1.73 y pesaba 49 kilos. Robert Wolders, su última pareja desde 1980 hasta su muerte en 1993, dijo que Audrey no hacía ninguna dieta, pero disfrutó del ejercicio, el chocolate y el whisky escocés.
Su disciplina por la danza, otra posible causa
Al hambre de la guerra y las miserias afectivas se sumó el perfeccionismo de la disciplina de la danza, lo que habría derivado en esa presunta anorexia nerviosa que siempre se esforzó por ocultar. En sus memorias, José Luis Vilallonga afirma que sus almuerzos no pasaban de un ala de pollo y una hoja de lechuga.

Audrey Hepburn se formó para ser bailarina, pero la mala alimentación durante la guerra perjudicó su constitución física y no pudo continuar. También probó como cantante, aunque tuvieron que doblar su voz en My Fair Lady
Sus películas inolvidables
Tras renunciar a ser bailarina, enfocó su talento a la interpretación y comenzó su carrera artística en el cine y el teatro con pequeños papeles, hasta que en 1953 le llegaría el más importante de su vida, con la película de Billy Wilder Vacaciones en Roma, junto a Gregory Peck.

Con ella ganó su único Oscar (fue nominada en cinco ocasiones) y se convirtió en una de las estrellas más importantes de Hollywood y en un auténtico icono de estilo, llegando incluso a ser una de las musas de la marca Givenchy:

Durante más de 30 años, Audrey Hepburn protagonizó títulos míticos e inolvidables, como Sabrina (1954) junto a Humprey Bogart; Desayuno con Diamantes (1961) con George Peppard o My Fair Lady My Fair Lady(1964), llegando a ser la reina de la comedia romántica y una de las estrellas más queridas y admiradas de la época.

Por su papel en Vacaciones en Roma Vacaciones en Romase convirtió en la primera actriz en ganar un Oscar, un Globo de Oro y un premio BAFTA en un mismo año. Solo seis semanas después de recibir la estatuilla, la actriz recibió el premio Tony por la obra teatral Ondine, convirtiéndose así en una de las tres únicas intérpretes en ganar el Oscar y el Tony el mismo año (las otras dos son Shirley Booth y Ellen Burstyn).
Dos matrimonios, dos hijos y varios abortos espontáneos
Audrey Hepburn se casó dos veces, una con el actor Mel Ferrer (1954-1969), con quien tuvo a su primer hijo, Sean Ferrer.

Tenían una villa en Marbella, donde pasaban sus vacaciones y tenían de vecinos a Deborah Kerr y su marido, Peter Viertel. En Madrid también era habitual verles en fiestas con sus amigos Yul Brynner y esposa, y acudían al "tablao" y la casa de Lola Flores.
Su segundo marido fue el aristócrata y psiquiatra italiano Andrea Dotti (1969-1980), con quien tuvo a su segundo hijo, Luca Dotti.

Tras el divorcio de Dotti, por sus constantes infidelidades con pacientes, la actriz se trasladó a Suiza. Su pareja hasta que murió fue el actor alemán Robert Walders.
Su mayor sueño era tener hijos pero padeció cinco abortos a lo largo de su vida: "Aquel fue el momento en que estuve más cerca de volverme loca". Su vida cambió cuando con 30 años, su bebé nació sin vida. "Fumaba tres paquetes de cigarrillos al día, se mordía las uñas hasta destrozarse los dedos y llegó a pesar 40 kilos", contó el biógrafo Donald Spoto.
Encontró consuelo en las causas benéficas
A pesar de todos sus éxitos y reconocimientos artísticos, Audrey Hepburn siempre vivió con cierta frustración e infelicidad su vida personal. Siempre se consideró "una criatura melancólica, reservada y callada".
El guionista Robert Anderson, con el que Audrey mantuvo un romance, recordó que "era hermosa, triste y romántica". Henry Rogers, publicista y gran amigo de la actriz dijo sobre ella: "Raras veces la vi feliz".

En la recta final de su vida encontró consuelo en las causas benéficas. Dedicó todos sus esfuerzos para ayudar a los necesitados, llegando a ser Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF. "Nací con una enorme necesidad de afecto y una terrible necesidad de darlo", explicó.