Rocío Carrasco rompió el tabú de la violencia de hijos a padres: "Voy a quemar la casa contigo dentro"


Las frases más demoledoras del episodio 8 que explican la relación entre madre e hija
El episodio 8 de la serie Rocío, contar la verdad para seguir vivafue el más duro hasta la fecha, el más creíble y el más revelador de cómo se fue torciendo la relación de Rocío Carrasco con su hija, Rocío Flores, a raíz del divorcio y la presunta manipulación que Antonio David Flores ejercía en ella.
El testimonio de la hija de Rocío Jurado sobre la pelea del 27 de julio de 2012 y otros episodios vividos con su hija en las semanas anteriores reflejaron con crudeza el drama de la violencia filio-parental (hijos a padres), reabriendo un debate que sigue siendo “tabú” en nuestra sociedad, a pesar de vivirse en muchas familias.
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El programa eliminó los detalles concretos de la agresión, 11 minutos demasiado duros que acabaron con Rocío Carrasco en el suelo, pero sí mantuvo el relato del comportamiento que Rocío Flores tenía con su madre en esa época. Una serie de frases demoledoras, que explican el infierno vivido en la convivencia familiar y que terminó con la ruptura de la relación madre e hija hasta la fecha. Un testimonio que recordaba a Hermano mayor, el programa de Cuatro que ayudaba a hijos violentos con sus padres, y que demuestra que Rocío Flores también era una víctima, como reconoce la propia Rocío Carrasco.
"Puta, hija de puta, zorra"
Rocío Carrasco relata cómo le fue cambiando el carácter a su hija, hasta el punto de dirigirle insultos como “puta”, “hija de puta”, “zorra” y culparla de arruinarle la vida a su padre: “le quieres meter en la cárcel”. "Tiene razón mi padre cuando dice que fumabas y bebías en el embarazo, que no querías tener a mi hermano". Y cuando Rocío madre se ponía a llorar, la reacción de su hija era: "Ya me advertía mi padre, que te ibas a hacer la víctima".

"Pégame, Rociíto, no tienes huevos"
Rocío cuenta que después de volver a casa con su hija de declarar ante el juez, tras la modificación del régimen de custodia de Antonio David para que la niña se fuera a vivir con él, que le fue denegada, el comportamiento de Rocío Flores se volvió aún más agresivo con ella.
Empezó “a gritos” con su hermano David, que le decía: “A mamá no ¿Eh?” y continuó increpándola a ella: “Me decía ‘¡Pégame Rociíto, no tienes huevos!”. Llama la atención que Rocío Flores llamase a su madre "Rociíto", nombre que su padre también usaba para despreciarla.
"La próxima vez quemo la casa contigo dentro"
Un día Rocío pilló a su hija fumando en su habitación y, ante la reprimenda, Rocío Flores apagó el cigarro en el colchón y le dijo: "La próxima vez lo hago contigo y quemo la casa contigo dentro".
"No sabéis la que os tienen preparada, ¿creías que Olga era tu amiguita?"
"Lo primero que me dice mi hija cuando llega un lunes es ‘no sabes la que os tienen preparada’. ‘Que sepas que en septiembre a mí no me trae nadie a esta casa, ni un juez, ni tu padre ni tu madre que están bajo tierra’", relató Rocío sobre el momento en que su hija le avisa de que van a quitarle la custodia.
Rocío Carrasco trasladó a Olga Moreno, la mujer de su ex marido, la preocupación que tenía por los insultos que le dirigía su hija, y le pidió "una colaboración por el bien de los niños", aunque le dijo que no le contara a su hija que habían hablado entre ellas. Sin embargo, después se dio cuenta de que sí lo había hecho. "¿Te creías que Olga era tu amiguita? Me lo ha contado todo", recuerda que le dijo su hija ese día.
"Yo me metía en la cama llorando, con la pastillita bajo la lengua para calmar la ansiedad". "Era pánico lo que sentía porque no sabía lo que me venía", recuerda Rocío Carrasco de esos días de angustia.
"Me cruzó la cara de lado a lado y me agredió con un cuchillo"
Llegó el 27 de julio. Era el último día de cursillo de su hija, acababa el mes, con lo que le tocaba marcharse con su padre y la despertó para ir a clase. Días antes le había contado que tenía problemas para ir al baño, con lo que le recomendó desayunar una ciruela, pero ella quería una nectarina… "Fui a quitársela y me cruzó la cara de lado a lado". “Y ahí se desencadena…”, decía una Rocío rompiéndose.

"Empezó a pegarme, pero mientras me pega va gritando, gritando ‘¡no me pegues!’ ‘¡no me pegues!’ y yo la miraba ahí y era ella la que me estaba pegando a mí. Ahí me di cuenta de que eso no era normal", recuerda Rocío, que también habló de una "agresión con un cuchillo".
"Papá, ya está hecho"
Rocío Flores dejó de pegar a su madre cuando ésta cayó al suelo. “Ella se asustó cuando me vio caer a plomo al suelo”. Se fue a buscar al chófer, Paco, “con un ataque de ansiedad”, repitiendo la palabra “nectarina”. Pero Paco entendió “naftalina” y pensó que Rocío se había tomado algo. Tras cerciorarse de que Fidel estaba con Rocío, se marcharon y no pudo creer lo que pasó a continuación: “Sacó un móvil no sé de dónde y dice ‘papá, ya está hecho'”.

"Pasaba de ser un ángel a un demonio"
“Era como una muñeca: rubia, con el pelo largo y esos ojos azules, tan hermosa. Parecía un ángel. Y de pronto se convertía en un demonio”. Así describe Rocío Carrasco cómo era la relación con su hija. “No era agresiva las 24 horas del día, había momentos buenos. Yo los aprovechaba para acercarme a ella, para hacerla alguna caricia, pero ella entonces reaccionaba de forma agresiva, '¡no me toques!', decía, no se podía permitir el lujo de tener ningún tipo de sentimiento bueno conmigo”, explica sobre las contradicciones internas de su propia hija.
"Al cuarto se va a ir tu puta madre, que está enterrada"
La hija de Rocío Jurado contó que, cuando llegaban los lunes, el día que los niños volvían a casa después de haber pasado 15 días con su padre, tenía ataques de ansiedad por las agresivas respuestas que su hija le daba. "Yo la castigaba, en su cuarto, como creo que hacíamos todas las madres, pero ella me respondía: 'Al cuarto se va a ir tu pu** madre que está enterrada'".
"Ojalá te mueras, hija de puta", la frase que oyó Fidel
Rocío cuenta que la relación de Rocío Flores con su marido, Fidel Albiac, era buena, y que "ella siempre me respetaba cuando estaba él, salvo una vez en la que me dijo 'ojalá te mueras, hija de puta'. Fidel pasaba por allí y lo oyó". "Yo le quitaba importancia, porque no quería que se estropease la relación entre ellos".
"La vi de madrugada haciendo fotos con el móvil a documentos"
Una de esas veces en las que los niños volvían a casa, Rocío escuchó un ruido a las dos de la mañana: "Me levanto y veo a mi hija en mi despacho, haciendo fotos a algunos de mis documentos":

No hubo reprimenda, solo le dije que me diera el móvil y se fuera a la cama. Para eso le compró su padre un móvil, para que pudiera llevarle información, no para que le llamara para ver qué tal estaba, como dice él".